Debido a los diferentes cambios físicos que ocurren a lo largo de tu vida, tales como la menstruación, la maternidad y la menopausia, el consumo de alimentos nutritivos desempeña un papel muy importante para tu salud.
Una vez que has alcanzado la estatura, peso y desarrollo que denotan la madurez física y sexual, sería ideal que te mantuvieras en buenas condiciones. Por supuesto que esto no es fácil porque influyen diversos aspectos físicos, psicológicos y sociales que vives a lo largo de tu vida.
Sin embargo, es preciso que tengas en cuenta que todo lo que comes y la forma en que lo haces afecta tu peso, tu estado de ánimo y, por supuesto, tu salud presente y futura. Tener conciencia de ello te hará sensible a la elección de tus alimentos y desearás practicar alguna actividad física regularmente para, de esta forma, mantener un peso que te haga sentir confortable, lucir bien y, sobre todo, con energía para afrontar la enorme cantidad de actividades y responsabilidades que diariamente llevas a cabo.
El consumo diario y abundante de verduras y frutas frescas, así como alimentos ricos en antioxidantes te mantendrá protegida de enfermedades tales como cáncer de mama y problemas del corazón, Además, te ayudarán a retardar las visibles e invisibles marcas de envejecimiento que tanto afligen a toda mujer.
Intenta suspender el consumo de alimentos procesados, embutidos y comidas demasiado fritas o grasosas. Reduce el consumo de galletas y pasteles, así como de harinas blancas y azúcares refinadas. Sin duda, todos estos alimentos afectan tu peso y, como consecuencia, tu salud y apariencia.
Y -¿por qué no? incluye en tu dieta soya o sus derivados como leche, yogurt y queso. Los productos de soya que hayan sido enriquecidos con calcio son los más indicados. Elige leche, yogurt, crema y quesos desnatados o desgrasados. Éstos te proveerán de calcio y te ayudarán a reducir el riesgo de osteoporosis después de la menopausia. El calcio es el agua de estos productos lácteos, por lo tanto, éste no se reduce al quitarles la grasa.
Cambia poco a poco a productos hechos con cereales integrales, pan de trigo entero y arroz pues éstos te proveerán de grandes cantidades de energía que te ayudará a reducir el riesgo no sólo de cáncer de mama sino de cáncer de colon, ya que el contenido de fibra en estos productos ayuda enormemente a su buen funcionamiento.
Alimentos ricos en vitaminas C y D y betacaroteno, como frutas y verduras, fortalecen la presencia de colágeno, proteína que da a la piel su estructura y firmeza. La vitamina C la adquieres al consumir frutas cítricas, manzanas y melones, así como vegetales verdes. La vitamina D, por su parte, la encuentras de forma natural en las sardinas y las yemas de huevo. Los betacarotenos se hallan en verduras de color naranja, amarillo, rojo y verde.
El pescado y las semillas de girasol y calabaza contienen grasas esenciales que ayudan a mantener la piel hidratada. El aceite de pescado también provee hierro que el cuerpo absorbe fácilmente y es muy necesario para transportar oxígeno a la sangre. La falta de hierro provoca fatiga, irritabilidad, falta de concentración y caída del cabello.
Si empiezas a comer estos alimentos, tomas tus ocho vasos de agua al día y haces ejercicio regularmente, tendrás una apariencia jovial, sana y sobre todo, estarás previniendo enfermedades de alto riesgo. Y por supuesto, programa visitas regulares con tu médico.
#PiensaPositivo
Fuente: Guía completa de alimentos curativos de Amanda Ursell
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