Entendamos el equilibrio como lo opuesto a vivir en los extremos.
Si deseamos tener una vida más sana, física y emocionalmente debemos comprometernos a hacerla, construirla y sostenerla, evitando los excesos.
Comer sano y hacer ejercicio también ayudará a que se reduzcan tus visitas al doctor, el gasto en medicinas como analgésicos, antiácidos, antidepresivos, o en estimulantes como alcohol y tabaco, y el evitar comer frecuentemente en la calle, lo que ocasiona un costo enorme a tu presupuesto.
Así que come bien y ¡muévete! Realiza las actividades que te gusten: brinca, baila, camina, nada, corre, anda en bicicleta, juega básquetbol, fútbol, voleibol. No solo lucirás y te sentirás bien, tus relaciones íntimas, familiares y de trabajo mejorarán también.
Conservarte físicamente activo y comer de manera saludable es lo único que te acerca a la verdadera fuente de la eterna juventud.
Una copa de vino para decir salud, una rebanada de pastel para celebrar un cumpleaños y, ¿por qué no?, unos tacos al pastor después del cine, todo esto se vale y aún algo más, pero SOLO de vez en cuando y no como una costumbre. No se trata de dejar de disfrutar estos momentos o este tipo de comida, pero sí de mantener el balance y el equilibrio.
Disciplina, constancia y, sobre todo, paciencia, te ayudarán a no claudicar.
#PiensaPositivo