¿Conoces a alguien que habla por los codos, tiene incontinencia verbal, no escucha a los demás y no deja hablar?
Si es así, ya habrás comprobado que puede resultar bastante molesto y cansino, además de poco adaptativo.
No tienen por qué ser malas personas, ni mucho menos, pero ciertamente no apetece compartir tiempo con ellas.
¿Qué podemos hacer si deseamos estar con estas personas o necesitamos hacerlo por trabajo o cualquier otro motivo?, ¿cómo lograremos que nos escuchen?
Hoy comparto 3 estrategias para ayudarte a dialogar con personas así y conseguir que por fin te escuche.
Antes que nada, quiero que reflexiones sobre un aspecto:
¿Por qué crees que se comportan así?
Es probable que, o bien no pueden evitarlo, o bien no sepan o entiendan lo que realmente está sucediendo (que están siendo un auténtico dolor de cabeza para los demás).
En cualquier caso, quiero que sepas que la incontinencia verbal o “verborrea” se asocia con frecuencia con alteraciones psicológicas.
Estas alteraciones pueden abarcan desde estados de ánimo deprimidos a trastornos bipolares o trastornos psiquiátricos más graves.
¿Significa esto que los charlatanes empedernidos tienen problemas psicológicos?
No.
Que el pesado o pesada de turno no te deje meter baza no significa que padezca necesariamente un trastorno psicológico, sin embargo, debes tener en cuenta que esa verborrea suya puede ser un indicativo o síntoma de enfermedad.
Algunas personas simplemente desarrollan este tipo de conducta al tratar de esconder su timidez.
Hablan mucho intentando tener el control de una situación que les asusta, pero los propios nervios les impiden frenar.
Otras personas que pasan mucho tiempo a solas aprovechan para soltar todo lo que llevaban dentro en el momento en el que tienen ocasión y paliar así su angustia y por eso se desahogan con el primero que llegue.
Otras, en cambio, hablan sin parar y sin escuchar a los demás por creer que son el centro del universo.
A este tipo de personas ni se les ocurre sospechar que están aburriendo o importunando a otros. Creen que si te molestan es porque tú eres el raro pues a su modo de ver, sus historias son apasionantes.
En otras ocasiones, algunos hablan simplemente para distraer o ignorar sus pensamientos o el mundo exterior.
Y algunos hablan, simplemente porque tienen mucho que decir y creen tener poco tiempo para hacerlo.
Lo cierto es que cada uno tiene sus propios motivos para explosionar verbalmente, aunque a veces ellos mismos los desconozcan. Lo difícil ahora es saber qué tipo de charlatán tienes delante, qué es lo que le lleva a no parar de hablar y no escuchar.
¿Qué hacer ante estas personas que hablan sin parar y no te escuchan?
- Conoce sus necesidades. Saca tu lado empático.
Ten en cuenta que las personas que hablan sin parar lo hacen porque tienen una gran necesidad de sentirse escuchados.
Como ya hemos comentado, la verborrea no es en sí misma una enfermedad, pero puede esconder una, se paciente.
Quienes hablan sin parar y no escuchan tan siquiera, probablemente sólo quieren ser escuchados y descargar lo que llevan dentro.
Algo que suele funcionar muy bien para traerles de vuelta a la realidad es plantear una pregunta que les haga reflexionar.
Por ejemplo:
- “Parece que para ti es muy importante este tema, ¿por qué crees que tiene tanto valor?”.
- o “me da la impresión que hoy hablas más de lo habitual, ¿ha sucedido algo?’”.
Esto le ayudará a pararse un momento y verificar la importancia real de los temas de conversación que está sacando a relucir, así como el grado de adecuación que tienen para esa ocasión concreta.
A veces, cuando nos explican el nexo de unión que les ha llevado de una idea a otra sin parar, la historia cobra más consistencia y coherencia y hace más sencillo conectar emocionalmente y, por tanto, llegar a dialogar.
Difícilmente te van a escuchar si tienen la cabeza en otra parte, por ejemplo, si algo les preocupa.
Este primer paso te ayudará a entender si es el momento adecuado para el diálogo, para ser escuchado.
Si no lo fuera, es mejor dejarlo para otro momento. Si fuese necesario puedes incluso reservar un momento para ello.
- Prepara el terreno.
Si ya conoces de antemano a la persona que quieres que te escuche, pero sabes que será muy difícil que lo haga dado que siempre toma la iniciativa y luego no tiene fin, tendrás que preparar el terreno con antelación.
Envíale un email, un WhatsApp o simplemente anúnciale con antelación que quieres hablar con él/ella en un momento concreto.
De este modo sabrá que debe dirigirse a ti en actitud de escucha.
Advierte que tus intenciones son buenas, y que te preocupas por su posible reacción, pero que para ti es importante que te deje unos minutos para hablar sobre el tema “X” sin ser interrumpido.
Esto ayudará a que la otra persona sienta predisposición y curiosidad por saber qué es aquello tan importante que quieres comunicarle.
- Emplea herramientas comunicativas.
Si a pesar de las medidas tomadas tu interlocutor te interrumpe, no te deja hablar o se apodera de la conversación, existen muchas formas de redirigir una conversación, aunque desde luego, unas más educadas y asertivas que otras.
Antes de ponerte en plan borde o agresivo, te recomiendo que emplees dos clásicos: el banco de niebla y reconducir.
Conocer estas herramientas te ayudará a retomar la vía del diálogo y alejarte del monólogo de tu interlocutor.
- Banco de niebla o regálale un halago primero.
Dice el refranero español que “a quien has de callar, has de halagar”.
Una forma de comenzar a tomar el turno de palabra consiste en “darle bola” a tu interlocutor para que te preste atención.
Una vez ganada su atención, podrás poco a poco redirigiendo la conversación hacia el terreno que quieres tratar.
Por ejemplo: “me encanta lo bien que te explicas, por eso me gustaría que hablásemos sobre algo que considero muy importante, …”
- Reconduce:
Utiliza expresiones del tipo: “como te decía…”, “disculpa que te interrumpa, quiero comentarte…”, “volviendo al tema…”, “para concretar” …
Este tipo de expresiones ayudarán a que tu interlocutor tome conciencia de lo que es para ti importante tratar.
En cualquier caso, si sientes que te cuesta hacerte oír con demasiada frecuencia, quizás sea momento de trabajar tu asertividad.
Ya sabes que, si necesitas un poco de ayuda extra para lograrlo y deseas recibir mi ayuda profesional, me tienes a tu disposición
Fuente: Terapiaconana.com