Para muchas personas, bañarse todos los días es una norma casi religiosa, mientras que otros prefieren hacerlo cada dos o tres días. Pero, ¿qué dicen los expertos sobre esta cuestión?
La Academia Española de Dermatología y Venereología sugiere que un baño diario es lo máximo recomendado, ya que la piel puede perder hasta un 25% de su hidratación natural durante el proceso. Aunque no existe una regla única, muchos especialistas coinciden en que la frecuencia depende del individuo.
La doctora Stephanie S. Gardner nos dice cuál es la frecuencia adecuada de las duchas semanales. Lo primero que señala es que bañarse es un momento placentero del día que contribuye a la higiene de cada individuo y a gozar de una sensación de frescura. Sin embargo, la frecuencia ideal puede variar según las preferencias y necesidades de cada persona.
“Tu estilo de vida juega un papel importante. Alguien que trabaja al aire libre bajo el sol o realiza actividades intensas, como correr o andar en bicicleta, necesitará ducharse más a menudo que alguien que pasa el día en casa”, explica la doctora Gardner.
También señala que “para la mayoría de las personas puede considerarse suficiente bañarse una vez al día, aunque para algunos, dos o tres veces a la semana es más que adecuado y puede ser incluso beneficioso para la salud”.
Además, hay otros factores a considerar: “Si padeces alergias o tienes piel grasa, puede ser recomendable ducharte más a menudo. En cambio, para quienes sufren de ciertas condiciones cutáneas, lo mejor podría ser reducir la frecuencia de las duchas”, indica Gardner.
Cuidado con el exceso
Bañarse a diario tiene claros beneficios, pero el exceso también puede tener consecuencias negativas. “Es importante ducharse lo suficiente para estar limpio, pero sin llegar a deshidratar la piel o eliminar su capa protectora natural”, advierte Gardner.
Debemos tomar en cuenta que la piel posee una capa de grasa y un equilibrio de bacterias beneficiosas que la protegen de la sequedad y los gérmenes. Por eso “si te duchas en exceso, sobre todo usando jabones agresivos y frotando en exceso, puedes eliminar esa capa, provocando sequedad, irritación y picazón”, señala la experta.
Esto puede llevar a que se formen grietas en la piel, lo que facilita la entrada de gérmenes y alérgenos que podrían causar infecciones cutáneas o reacciones alérgicas.
Además, el sistema inmunológico se beneficia de la exposición a ciertos gérmenes, incluyendo aquellos que habitan en la piel. “Ducharse con demasiada frecuencia podría impedir que el cuerpo genere los anticuerpos necesarios para protegerse contra ellos”, afirma la doctora Gardner.
Cabe destacar que los jabones antibacterianos pueden alterar la flora bacteriana natural de la piel, lo que la hace más susceptible a infecciones. “Esto es especialmente relevante en el caso de los niños, cuyas defensas están en desarrollo. Por eso, algunos pediatras y dermatólogos sugieren evitar las duchas diarias en los más pequeños”, añade.
¿Y qué pasa cuando no te bañas lo suficiente?
Por otro lado, una higiene insuficiente puede generar olores corporales desagradables y diversos problemas de salud. “No hay nada insalubre en tener un ligero olor corporal, pero podría complicar las relaciones con los demás, ya sea en casa, en la escuela o en el trabajo”, menciona Gardner.
Asimismo, la falta de higiene puede desencadenar problemas cutáneos: “La acumulación de grasa puede propiciar la proliferación de bacterias responsables del acné o contribuir a condiciones como la caspa o el eccema. La suciedad y las células muertas pueden obstruir los poros y agravar estos problemas”, argumenta.
La duración ideal de una ducha
Stephanie S. Gardner aconseja dedicar entre tres y cinco minutos a las duchas, con especial atención en las áreas más críticas como axilas, ingles y cara: “No es necesario frotar cada centímetro del cuerpo, a menos que hayas estado muy expuesto a la suciedad”.
Otra duda que asalta con frecuencia a diversas personas es acerca del lavado del cabello. En realidad, la mayoría de las personas no necesita lavarlo a diario. De dos a tres veces por semana suele ser suficiente, aunque puede ser necesario hacerlo con más frecuencia si tu cabello es especialmente graso.
La realidad es que encontrar un equilibrio en la frecuencia de las duchas es clave para mantener una buena higiene sin comprometer la salud del pie.
Fuente: Muy Interesante