Es una idea que en sí misma resulta atractiva
Las feromonas son compuestos reales que funcionan como mensajeros químicos para comunicar comportamientos o acciones entre individuos de una misma especie.
A veces esos comportamientos están relacionados con el apareamiento, pero las feromonas no son exclusivas para eso, también pueden servir como señales para agruparse en un lugar o incluso huir.
Sabemos que estas sustancias juegan un papel importante en el comportamiento de insectos, aves, mamíferos pequeños como roedores, o tan grandes como elefantes.
Así que lo normal sería pensar que este sistema de señales químicas podría existir en los seres humanos, ¿es así?
Tenemos química
Este tipo de sistemas de comunicación química funcionan porque la sustancia que manda el mensaje tiene un receptor único para recibir el mensaje. Tal como una cerradura se abre solo con la llave correspondiente.
Las feromonas son un tipo de hormonas: sustancias que liberadas por una célula actúan sobre otra célula, tanto cercana como lejana provocando una respuesta.
El término hormona fue acuñado por el médico británico Ernest H. Starling, en 1905 a partir del término griego que quiere decir “impulsar”.
Las hormonas dirigen muchas funciones: crecimiento, actuación del sistema inmune, el metabolismo y los ciclos reproductivos, entre otras. Así que todos los seres multicelulares producimos hormonas, incluso las plantas.
La sangre es el medio de transporte de las hormonas en muchos animales. Las hormonas endocrinas van directamente al flujo sanguíneo; pero también hay hormonas exocrinas que son secretadas fuera del organismo.
Las feromonas son un ejemplo de hormonas exocrinas: un individuo la secreta y son recibidas por alguien de su misma especie, que tenga el receptor específico para decodificar el mensaje químico.
Quienes estudian a los insectos han identificado muy bien los compuestos químicos que hacen posible esta comunicación entre individuos de una misma especie e incluso se usa este conocimiento para control de plagas.
También se han estudiado las sustancias químicas específicas que actúan como feromonas en mamíferos como cerdos, ratas, ratones, caballos, perros, gatos, entre otros.
Pero aunque existen estudios serios al respecto, la existencia, identificación y mecanismo de las feromonas humanas sigue en discusión.
En muchos animales, las feromonas se detectan con el órgano vomeronasal que es un órgano olfativo auxiliar que existe en muchos animales. Pero aunque los seres humanos lo tenemos, es solo un órgano vestigial que además no tiene conexión con el cerebro.
Así que ese no podría ser el camino para nuestra detección de las feromonas. De cualquier forma, de estudios con ratones, se sabe que también la nariz puede detectar feromonas.
Sin embargo la mayor complicación hasta ahora ha sido aislar al menos un compuesto químico, que pudiera tener esta función entre las personas.
Identificar una sustancia activa en el mar de compuestos que tenemos en nuestras secreciones, es una tarea muy complicada.
No solo tenemos cientos de compuestos diferentes, sino que tal vez estos actúan como feromonas solo cuando están combinados y al separarlos podrían no tener efecto.
Así los estudios sobre función de las feromonas como mensajeros químicos para comunicación entre seres humanos, no son del todo concluyentes.
Pero además definitivamente nuestros comportamientos como especie están influenciados por muchas variables que van desde lo biológico, hasta lo social y cultural.
Esto no quiere decir que los seres humanos no nos enviemos algunos mensajes químicos por el olfato, solamente que quizá no lo hacemos de forma tan directa o tan fácil de identificar.
Desgraciadamente esto no es obstáculo para quienes intentan vender, sobre todo en línea “feromonas humanas”, con las que prometen atracción, fidelidad, amor y felicidad. Lo cual, a la luz de lo que sabemos sobre feromonas humanas, es un engaño.
En todo caso nos estarán vendiendo un perfume cualquiera o quizá incluso feromonas de otra especie, con lo que lo más que conseguiremos quizá es que seamos muy atractivos para un enjambre de abejas, cuando mucho.
Fuente: .fayerwayer