Pasar demasiado tiempo sin dormir es letal para los animales, pero los científicos todavía desconocen el porqué. La respuesta podría hallarse en una región inesperada del organismo.
La investigación sobre el efecto letal de la falta de sueño apunta a los intestinos como lugar en el que se originan alteraciones que pueden resultar fatales. No en el cerebro, como cabría esperar.
Se ha observado que en el intestino de moscas y ratones insomnes se producen de manera descontrolada especies reactivas del oxígeno (ERO).
La falta de sueño en los animales también favorece los mecanismos oxidativos en diversas zonas del organismo, pero no está claro por qué sucede ni cómo puede evitarse.
Introducidas en una serie de tubos, cientos de moscas de la fruta trasnochan en una habitación brillante y cálida de la Facultad de Medicina de Harvard. Hace días que durmieron por última vez. Las vibraciones constantes que sacuden su hogar les imposibilitan descansar. Para darse un respiro, tratan de aferrarse a los tapones de los tubos. No demasiado lejos, otras moscas viven insomnes en sus propios tubos, animadas por la tranquila continuidad del día eterno al que están expuestas. Una alteración genética en ciertas neuronas cerebrales las mantiene despiertas de por vida.
Pero no viven mucho. Tanto las moscas en constante vibración como las genomanipuladas mueren lentamente. De hecho, estas últimas viven solo la mitad de lo que sobreviven las moscas que pueden descansar (grupo de control). Tras días de insomnio, el número de moscas vivas cae. Luego, se derrumba. Los tubos se vacían. Las luces continúan encendidas.
Todos sabemos que debemos dormir para rendir al máximo. Pero una gran pérdida de sueño tiene otros efectos más graves e inmediatos: los animales completamente privados de descanso mueren. Para los científicos es increíblemente difícil calcular cuándo la pérdida de sueño resulta mortal.
El sueño se considera, principalmente, un proceso neurológico. Sin embargo, cuando las criaturas privadas de sueño mueren, se observa un conjunto de insuficiencias en su organismo que van más allá del sistema nervioso. La falta de sueño en humanos y animales de laboratorio, si es crónica, puede provocar problemas de salud que aparecen con el tiempo: entre ellos, cardiopatías, hipertensión, obesidad y diabetes. Pero esas enfermedades no son las que matan en pocos días o semanas.
¿Qué tiene el sueño para que su ausencia resulte mortal? ¿Podría la respuesta a esta pregunta explicar por qué dormir es una necesidad básica? Bajo la tenue luz de las incubadoras en el laboratorio de Dragana Rogulja, en la Facultad de Medicina de Harvard, las moscas desveladas viven y mueren mientras ella busca las respuestas.
En una fría mañana de invierno, Rogulja revisa unas cifras en la pantalla de su tableta para explicar algunas de sus conclusiones. Aunque es neurocientífica evolutiva de formación, no está convencida de que el efecto fundamental de la privación del sueño surja en el cerebro. «Podría venir de cualquier parte», afirma. Y puede que no se parezca en nada a lo que la mayoría espera
Fuente: InvestigaciónyCiencia