¿Cómo te sientes al día siguiente cuando tu sueño fue interrumpido a media noche, cuando te brincas una comida o llegas tarde a tu trabajo o a media mañana recibes una llamada de tu hijo para informarte que se siente mal y tienes que ir a recogerlo?
No nos damos cuenta de que nuestras vidas transcurren a través de ritmos que impactan nuestro bienestar y sentido de seguridad.
Máquinas veloces, comida rápida, transportación veloz, matrimonio y divorcios rápidos, estimulación temprana para que los bebés hablen antes, esto y otros ejemplos más.
Hoy te invito a reflexionar sobre la forma en que inconscientemente hemos permitido que la esencia de nuestra vida cambie, al permitir que nuestros ritmos personales, familiares y sociales estén siendo alterados por una cultura imponente de “velocidad” y “rapidez”.
El ritmo natural de nuestra vida nos permite mantenernos conectados a la naturaleza, a nuestra familia, a nuestra cultura, a nuestros valores.
Aprendamos a conocer y respetar nuestros propios ritmos y no dejemos que el exterior determine de nuestra vida personal.
#PiensaPositivo
Hola Mariano gracias por tan valiosa reflexión, a veces no nos damos cuenta y simplemente nos dejamos llevar por la corriente de gente, vivimos corriendo de aqui para haya todo es urgente y cuando menos te lo esperas el tiempo se va y decimos: no es posible que ya se acabo el mes…y si, asi es, nosotros nos lo acabamos y nos perdemos de cosas importantes que pasan a nuestro al rededor por vivir corriendo.