Conforme pasa el tiempo y mis hijos crecen, nuestra convivencia se ha ido transformando. Hoy en día largas conversaciones, intercambio de ideas y puntos de vista son la esencia de nuestra vida diaria.
Pensamientos y angustias como ¿Será cruel el mundo con ellos? ¿Encontrarán su propósito en su paso por esta tierra? ¿Cómo puedo protegerlos de las adversidades? se han ido disipando conforme descubro felizmente que cada uno de ellos, como la mayoría de los niños, han nacido con una innata sabiduría.
Cuando escucho sus opiniones y desacuerdos, puedo darme cuenta de que ya tienen una visión de la persona en que se quieren convertir y al mismo tiempo me doy cuenta de la gran responsabilidad que tengo en esta etapa de su vida. Pues en lugar de interrumpirlos y apresurarme a imponer mi propia opinión o creencias, debo escucharlos y enfocarme en el valor de lo que ellos están compartiendo conmigo. Sin duda estos momentos son parte de su crecimiento y honestamente del mío propio como padre y ser humano.
Me entristece saber que un sin número de jóvenes con adicciones y problemas de violencia y criminalidad resienten a sus padres por no haberlos escuchado jamás. Y esto sucede porque algunos adultos se olvidan o simplemente ignoran que los niños tienen cosas importantes que decir.
Conversa con tus hijos pequeños, pregúntales cómo están, cómo se sienten y qué piensan respecto a las situaciones que se viven en casa o fuera de ella. Nunca asumas que por ser pequeños no están conscientes de lo que pasa a su alrededor. Recuerda que los niños nacen con una sabiduría innata la cual debemos alentar en lugar de apagar.
Mariano Osorio
#Piensa Positivo