Mucho se ha comentado y bromeado respecto a la nota de que México ocupa el primer lugar en infidelidad. Y yo quisiera interrumpir la diversión haciéndonos la siguiente pregunta: ¿No es la infidelidad una de las principales causas de la profunda descomposición social que está viviendo nuestro país? ¿Acaso no vemos o sabemos cada vez más de niños y jóvenes abandonados?
Cuando un hombre o una mujer le son infieles a sus cónyuges, también le están siendo infieles a sus hijos. ¿Cómo volverán a confiar los niños? ¿Qué tipo de relación tendrán? ¿Traerán la infidelidad a sus propias relaciones porque esa ha sido su experiencia en su propia familia?
Muchos padres terminan su matrimonio prematuramente, creyendo que los niños lo superarán. Y la mayoría de las veces no es así. El divorcio o la separación de los padres afecta la personalidad de los niños, su capacidad de confiar y su capacidad para hacer frente al cambio. Y los peores síntomas a menudo aparecen cuando los hijos de padres divorciados dejan el hogar e intentan formar relaciones íntimas, así como su propia familia.
Independientemente de la edad, los niños cuyos padres han sido infieles, a menudo reaccionan con sentimientos de ira, ansiedad, culpa, vergüenza, tristeza y confusión. Algunos lo demostrarán tempranamente con comportamientos agresivos, otros lo sufrirán en silencio y muchos otros se alejarán desde pequeños. También es posible que estos niños dediquen su vida entera a recuperar el amor de un padre infiel o convertirse en el guardián del padre traicionado.
Pero el mayor legado de un padre infiel, es lo que hoy estamos viendo en nuestra sociedad: Enseñarle a sus hijos la falta de reflexión en todos los sentidos. Es decir: hagan lo que quieran, sin importar cómo y cuánto afecta a las demás personas a su alrededor.
Así pues, le toca a cada padre determinar el legado que dejará para sus hijos.
Mariano Osorio
#Piensa Positivo
Excelente reflexión, dura pero muy realista, si efectivamente como siempre los hijos terminan pagando los errores de los padres