A veces es necesario hacer un alto y reflexionar sobre la forma en que elegimos descargar nuestro enojo y nuestras preocupaciones, pues algunas personas no se percatan del verdadero poder de sus palabras cuando están enojadas.
Nuestras palabras son armas invisibles con el poder de penetrar en lo profundo de nuestras almas. Los mensajes abusivos, una calumnia, un insulto y un lenguaje discriminatorio, crean heridas que son difíciles de curar y potencialmente pueden destruir vidas. Las palabras hirientes persisten por años, causando que los destinatarios luchen con tristeza, impotencia, soledad o auto desprecio, y hasta posiblemente se vuelvan retraídos o agresivos con el tiempo.
Por ejemplo, el descargar tu enojo con tus hijos al regresar del trabajo y dirigirte a ellos de forma negativa y abusiva sin duda influirá negativamente en la manera en que ellos se vean y se valoren a sí mismos.
Importantes estudios indican que el acoso y el abuso verbal pueden causar mucho más que un daño emocional; las palabras hirientes también pueden alterar la estructura del cerebro, la personalidad y, por lo tanto, el comportamiento de las personas a quien se ofende.
No uses la cercanía emocional como una excusa para decir lo que se te antoje a tu familia y seres queridos. Haz un esfuerzo por reemplazar las críticas duras y las reprimendas con palabras de amor y aliento, aun si estás de mal humor.
Ten presente que nuestras palabras pueden traer amor, inspiración, motivación, calidez y sanación, pero también pueden dañar, dividir y destruir.
Mariano Osorio
#Piensa positivo
Me gustan tus mensajes atravez de tus publicaciones nos ayudan a reflexionar de nuestros comportamientos hacia nuestros seres queridos o allegados, gracias por ser parte de nuestra vida y compartir atravez de ellos tu sentir, tu calidez y tu enseñanza.