Al igual que la impaciencia, la envidia te aleja del camino a la espiritualidad y, en su lugar, absorbes niveles considerables de destrucción. Sin darte cuenta atraes hacia ti todo lo malo que le deseas a quien envidias.
Es frecuente que comparemos los éxitos profesionales y materiales de otros con los nuestros, sin detenernos a considerar que las circunstancias y condiciones de cada quién pueden ser radicalmente diferentes, aun viniendo de la misma familia, escuela, colonia, pueblo o país.
Respeta tu individualidad y resístete a la comparación, al deseo de tener lo que otros tienen o de ser como los demás son.
La envidia siempre te quitará el control de tu vida y lo pondrá en manos de quienes envidias.
Haz una lista de los logros en tu vida, recordarlo te dará la confianza necesaria para ir en busca de otros más grandes.
#PiensaPositivo
es muy importante que para poder evitar la envidia sepamos quienes somos, cuales son nuestras capacidades, o como yo digo nuestras luces y oscuridades, saber que somos capaces de lograr todo lo que queremos siempre y cuando no afectemos a terceros. La envidia baja nuestros niveles energéticos y por consecuencia nuestra autoestima. Así también que nosotros mismos nos limitamos. Debemos aprender y entender que somos seres ilimitados y por supuesto siempre hacer las cosas para nuestro mayor bien, el de la humanidad y el universo entero. Cuando entendemos que somos uno con ese ser superior llamado Dios, Jesús, Buda, etc., entonces la envidia ya no tiene razón de ser en nuestra vida, en nuestra mente.