¿Alguna vez han llevado en las manos un puñado de guisantes? Es un ejercicio útil para saber qué es la paciencia.
En cierta ocasión, un mono cogió más guisantes de los que podía llevar y, con las manos juntas y llenas a rebosar, se puso a caminar. Pero, se le cayó un guisante.
Cuando intentó recogerlo, se le cayeron otros veinte. Hizo un gesto de enfado y… ¡al suelo otros cuarenta! Se quedó con las manos vacías y ¿saben qué hizo? Desparramó por el suelo los guisantes que se le habían caído y… ¡santa paciencia la historia se ha acabado!
La mayoría de las personas carecemos de ella