El onagro es un asno salvaje al que muchos intentan cazar porque tiene la piel dura, muy buena para hacer maletas, y la carne tierna, muy buena para filetes. Además, es muy veloz y es muy difícil atraparlo.
Un día el onagro quiso asociarse con el león.
-Tú te agazapas, -dijo el onagro- y te quedas escondido mientras yo persigo a la prensa y la llevo hacia ti. Y tú, después de ayudas a…
-De acuerdo -le cortó el león, y entonces fue a esconderse.
El onagro hizo buen trabajo.
Trabó conversación con una gacela, con una cebra y con un ñu (que es un buey grande con joroba), y condujo a los tres hasta las mismas narices del león.
Una vez terminada la caza, el león miró al onagro a los ojos y le dijo:
-He dividido la presa en tres partes. La primera me toca a mí porque soy el rey de los animales; la segunda es mía porque somos socios y tenemos que repartir a partes iguales; y la tercera es mejor que no la toques, sino quieres que te coma.
De este modo, el onagro tuvo que salir por piernas tras llegar a la conclusión de que, asociarse con los poderosos sólo beneficia a los poderosos.
Muy buena narración y muy buena moraleja, saludos Mariano!!