Todos nacemos con lo necesario para el canto. Los primeros balbuceos que hacemos de bebés contienen algunos de los componentes clave del canto: variedad de tonos, dinámicas, ritmos y frases. Pero algunos tienen cierta predisposición genética que mejora con entrenamiento.
El acto de cantar parece sencillo, pero implica control muy preciso y coordinación de los músculos, unos especiales que deben ser flexibles y fuertes.
El dominio vocal proviene del entrenamiento. Una persona debe poder controlar la presión del aire en los pulmones y utilizar los músculos abdominales para empujar el aire hasta la tráquea, donde se encuentran las cuerdas vocales, que empiezan a vibrar. Para un cantante la salud vocal, la postura, la alineación y el control de la respiración van a la par de la imaginación, la expresión y la creatividad.
Uno de los beneficios de cantar, es mejorar el control de la respiración y la capacidad pulmonar, puede mejorar la salud cardiovascular, libera la hormona de la felicidad , levanta el ánimo y reduce el dolor, y hasta puede mejorar el sistema inmunológico.
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