La historia de porqué gritamos a la hora de hablar por teléfono viene de cómo está hecho. Los primeros teléfonos tenían un pequeñísimo retorno, llamado tono lateral, que resultó ser muy útil, pues podías escuchar el volumen de tu voz.
Aún hoy, todos los teléfonos fijos vienen con tono lateral.
El problema entonces son los celulares, ya que no usamos en un lugar fijo, y a menudo tiene que competir con el ruido que te rodea.
Se trata de un fenómeno conocido como el Efecto o Reflejo Lombard, descubierto en 1909 por el otorrinolaringólogo francés Étienne Lombard.
El que tenemos una tendencia natural a aumentar el volumen de nuestra voz cuando estamos en un ambiente ruidoso, por lo que modulamos nuestra voz en referencia al sonido más alto que estemos escuchando, ya sea una motocicleta o la persona que está a nuestro lado.
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