Todos hemos tenido esa ilusión, parece que está perdida
Las siestas sin duda pueden resultarnos muy reparadoras: quizá en un día en el que no hayas dormido suficiente por la noche, te consueles pensando que por la tarde dormirás una siesta, para reponer el sueño perdido.
Incluso existen evidencias de que una siesta diaria de aproximadamente 30 minutos, puede tener muchos beneficios. Específicamente que al hacerlo mejoramos ciertas habilidades de percepción y procedimiento, que nos ayudan a consolidar las cosas que aprendemos al estar despiertos.
Sin embargo, eso quizá solo sea cierto, si también descansamos bien por la noche, pero no, si usamos las siestas como un sustituto de nuestras horas de sueño profundo.
Dormir para que tu cerebro funcione mejor
Aunque el cuerpo parezca descansar por completo cuando dormimos, en realidad el cerebro está muy activo en esa etapa y lleva a cabo diferentes funciones.
Antes de que se supiera más sobre el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso central, los médicos y científicos del siglo XIX, pensaban que durante el sueño, todo el organismo, incluso el cerebro, entraba en un periodo casi total inactividad.
Una vez que las neurociencias comenzaron a conocer más sobre las funciones del cerebro, fue notable que durante el sueño este órgano, sigue activo.
Por supuesto que las funciones que lleva a cabo el cerebro cuando dormimos, son muy diferentes a las que realiza cuando estamos despiertos.
Eso no quiere decir que no sean igual de importantes: por un lado, el sistema nervioso central no se detiene, pues la respiración o el bombeo de la sangre deben continuar.
También existen otras actividades muy específicas del cerebro durante el sueño: por ejemplo, ciertas memorias se consolidan cuando dormimos.
Ya sean las memorias de procedimientos -como aprender a tejer o tocar un instrumento-, o las que están relacionadas con imágenes o sentimientos, esos recuerdos quedan “fijados”, cuando dormimos.
Pero no todo el tiempo que dormimos es igual: tenemos etapas de sueño ligero y de sueño profundo. Y son estas últimas las que están más relacionadas con el mantenimiento de nuestras funciones cognitivas.
Por eso si duermes poco por la noche puedes tener dificultades para recordar cierta información o para poner atención.
Las siestas no lo son todo
Un estudio reciente realizado por investigadores de las universidades de Pittsburgh y Michigan, muestra que si bien las siestas tienen un efecto benéfico, no lo son todo. Por lo menos cuando no dormimos bien por la noche.
Cuando dormimos, pasamos por una etapa denominada sueño de ondas lentas, que es la más importante de todo el ciclo.
Estas son ondas cerebrales muy amplias y de baja frecuencia, y ocurren justamente durante las etapas más profundas del sueño.
Es en ese momento cuando nuestro cuerpo descansa por completo: los músculos están relajados, mientras que los latidos del corazón y la respiración son más lentas.
Para alcanzar ese sueño profundo muchas veces necesitamos un ciclo de sueño completo por la noche. Por eso cuando no dormimos bien nos sentimos con muchas ganas de dormir durante el día, además de que nuestro desempeño general no será muy bueno.
¿Pero qué pasa si tomamos una siesta? Este estudio concluyó que los voluntarios que no dormían por la noche, pero tomaban siestas cortas de 30-60 minutos, seguían sin tener un desempeño adecuado en tareas que miden funciones cognitivas, comparados con los que sí habían dormido por la noche.
Esto porque en general durante una siesta tan breve es difícil que alcancemos un sueño de ondas lentas.
Así que si no dormiste bien anoche, tal vez una siesta te ayude a sobrellevar el día, pero lo mejor será que te vayas a dormir temprano.
Fuente: .fayerwayer