El servicio de pago para el transporte de viajeros han existido desde hace siglos.
El origen de los taxis, en la ciudad de tuvo lugar a fines del siglo XVIII, cuando el coronel Don Antonio Valdés Murguía y Saldaña, editor de la Gaceta de México, el primer periódico impreso, solicitó y obtuvo permiso del Gobierno para establecer un sitio de coches en la capital. Este servicio se llamó “Coches de Providencia”.
Este permiso lo otorgó el conde de Revillagigedo el día 20 de julio de 1793, como privilegio exclusivo. El servicio comenzó el 15 de agosto de ese mismo año cuando se estrenaron ocho coches que fueron situados en tres diferentes puntos de la ciudad; la Plaza de Santo Domingo, la Calle de la Moneda, y frente a la administración de la propia empresa, en la calle de Zuleta (hoy en día Venustiano Carranza)
En el interior los coches contenían un reloj para saber la hora en que se tomaba o dejaba el pasaje, y además cada coche llevaba una cajita de metal en la que el usuario del servicio depositaba el dinero.
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