Sabes que echar de menos a alguien que ni siquiera piensa en ti es como una falta de ortografía emocional. Eres consciente de que anhelar un reencuentro o una reconciliación es un gran error. También, que dichas ideas solo intensifican el sufrimiento. Pero, aun así, no puedes evitarlo. Añoras el pasado y los días en que esa persona especial ocupaba tu presente.
Es cierto que en la actualidad todavía no existe un fármaco capaz de apagar la nostalgia y de borrar el dolor por una ausencia. Sin embargo, asumir el fin de una relación —ya sea de pareja o amistad— es un aprendizaje obligado en el viaje de tu vida. Extrañar a quien querías es algo normal, pero te aseguramos que, con adecuadas estrategias, lograrás cerrar esa etapa.
A continuación, algunas herramientas básicas para este propósito.
Echar de menos a alguien que ni siquiera piensa en ti tiene solución
Echar de menos es una experiencia emocional que suele cursar con un elevado sufrimiento psicológico. Lo que sientes en este momento es parte del duelo que realiza el ser humano para aceptar el fin de una relación. Ahora bien, es cierto que, en este caso, se le añade otro componente: añoras a alguien que ya ha pasado página. Y, en efecto, esto último incrementa el malestar.
Te interesará saber, en primer lugar, que el cerebro procesa estas experiencias de manera adversa. La ruptura de un vínculo es un hecho estresante porque rompe tu estabilidad. De pronto tu mundo se cae en pedazos y no sabes a qué aferrarte.
Asimismo, trabajos como los publicados en Frontiers in Behavioral Neuroscience también matizan otro aspecto. Una ruptura altera tu memoria de trabajo y te cuesta poner la atención en lo que haces. Tu mente sigue atascada en esa herida emocional que no sabes cómo gestionar. A continuación, te ofrecemos algunas claves que te servirán de ayuda.
Entiende lo que te pasa
Esta experiencia por la que transitas ahora hace que seas cautivo de un complejo laberinto de emociones difíciles. Sin embargo, los estados psicofísicos que más te atenazan son la nostalgia, la angustia y la ira. Echas de menos a quien ya no está contigo y, al mismo tiempo, te enfada la idea de que esa figura ni tan solo se acuerde de ti.
Dicha vivencia es una reacción normal del cerebro en las rupturas; esas en las que el cortisol intensifica aún más el malestar y el estrés. Investigaciones divulgadas en Journal of International Society for the Investigation of Stress nos dicen, además, que romper una relación incrementa los procesos de rumiación cognitiva. Es decir, no puedes dejar de pensar en lo sucedido. Asimismo, también es común que surjan sentimientos depresivos y que ciertos factores de tu personalidad hagan más intenso el sufrimiento.
Consejos para dejar de pensar en alguien
La buena noticia es que hay herramientas para lidiar de forma más efectiva con estas situaciones. Te las describimos a continuación.
El «contacto cero»
Es cierto, sabemos que tu mirada se escapa una y otra vez al retrovisor de tu pasado. Entendemos que cuesta lo indecible no echar de menos a quien, no hace mucho, lo fue todo para ti. Pero te aseguramos que con adecuadas estrategias ese dolor de hoy se transformará en aceptación y, para ello, debes aplicar la técnica del «contacto cero».
Tal y como nos informan desde el Clinical Psychological Science, tener contacto frecuente con esa persona que has dejado incrementa la angustia psicológica. Por tanto, para evitar esto mismo, te proponemos lo siguiente:
- No busques coincidir con esa persona para mantener alguna conversación.
- Tampoco demandes a conocidos que te informen sobre qué hace esa figura.
- Borra de tus contactos del móvil a esa expareja o examistad.
- Elimínala y bloquéala en tus redes sociales.
- Evita saber qué es de su vida viendo sus publicaciones.
La regulación de tus emociones para aliviar la nostalgia
Echar de menos a alguien que ni siquiera piensa en ti es normal durante un tiempo. Sin embargo, ese sentimiento no debe instalarse de manera constante en tu sustrato psicológico. De lo contrario, esa combinación envenenada entre la nostalgia y la frustración puede afectar a tu calidad de vida.
Para regular este malestar que te acompaña ahora mismo, te pueden ayudar estas claves:
- La correcta regulación emocional empieza por dejar espacio a lo que sientes sin reprimirlo. A continuación, pon nombre a cada sensación y emoción que experimentes. Identifica la tristeza, la angustia, la añoranza, la ira, la frustración… Entiende que esos estados son normales.
- Cada persona maneja de forma diferente su sufrimiento. Por ello, a la hora de favorecer el desahogo emocional, hay quien encuentra alivio en las lágrimas, otros practicando deporte y la mayoría hablando con personas que sepan escuchar y apoyar. No dudes en encontrar ese canal que te permita liberar tu dolor.
- Las recaídas son normales. Ningún duelo por una pérdida o ruptura es lineal. Así, ese proceso definido por la negación, la ira, el dolor, la negociación, la aceptación y el restablecimiento suele alterarse. Puedes pasar, por ejemplo, de la aceptación a la ira de nuevo y, que esto suceda, es normal. Lo decisivo es avanzar poco a poco a pesar de las recaídas.
- Autocompasión. La regulación de tus emociones se beneficia cuando te tratas con bondad, respeto y empatía. No te eches la culpa de nada, solo acepta la situación y cuídate con cariño.
Deja ir el rencor
Entendemos que echar de menos a una persona que no piensa en ti duele, frustra y te produce cierto rencor. La idea de que esa figura haya rehecho su vida de forma más rápida que tú te genera un silencioso malestar. Insistimos en que los sentimientos que experimentas entran dentro de lo normal.
Sin embargo, es necesario que cierres esa etapa y recuperes las riendas de tu vida.
- No busques culpables a lo sucedido.
- Entiende que, a veces, las relaciones, fallan.
- Acepta que esa persona tenga su vida.
- Refuerza tu amor propio: lo más importante es tu bienestar.
- Focalízate en los buenos momentos vividos con esa persona.
- Atesóralos como algo que formará parte de tu pasado.
- Apaga el rencor situando tu mirada en el futuro.
- Pon un cierre a esa etapa mediante alguna actividad simbólica, guardando por ejemplo algo que te regaló.
Fuente: La mente es maravillosa