Existen diferentes teorías que intentan explicar por qué soñamos. La más aceptada asume que los sueños son debidos a una situación de ajuste y consolidación de memoria y de funcionamiento cerebral tras una jornada de vigilia en la que se ha acumulado una gran cantidad de información que debe ser procesada.
Durante el sueño el cerebro funciona de manera diferente a la vigilia. Desde el punto de vista neurofisiológico existen dos tipos de sueño: el sueño REM (del inglés Rapid Eye Movement o movimientos rápidos oculares) y el sueño no REM. Cada una de estas fases tiene sus funciones. Es durante la fase REM cuando más se sueña. En esta fase existe una desconexión de las órdenes voluntarias emitidas por el cerebro al resto del cuerpo (atonía muscular). De esta manera, una persona puede estar soñando que corre por una pradera mientras se encuentra completamente estático y plácidamente dormido en su cama.
También hay una desconexión entre las experiencias oníricas y su consolidación en la memoria. En muchas ocasiones, ante un despertar repentino o por la mañana somos capaces de recordar algo de nuestro sueño, pero este recuerdo se desvanece a los pocos minutos. Estas ensoñaciones no se transfieren a la memoria debido a una inhibición de actividad de una zona del cerebro que gestiona las respuestas a los estímulos externos y la memoria. Esta región del cerebro está comprendida entre el área temporal y la parietal. Se trata del filtro que evita que las experiencias oníricas puedan ser consolidadas en nuestra memoria fija. A pesar de esto, se ha demostrado que existen personas que recuerdan los sueños con mayor frecuencia que otras. Estas personas presentan una mayor actividad de la unión témporo-parietal durante el sueño.
Por lo tanto, esta área cerebral parece ser clave para explicar nuestra capacidad de recordar los sueños.
PiensaPositivo
Fuente: La Vanguardia
mut buena informacion….