Un experimento realizado en la Universidad de Chicago puso a varias personas a escribir cartas de gratitud para otras. El resultado fue que quienes escribieron una carta mejoraron su humor, pero subestimaron el poder de hacer sentir bien también al receptor. Por otro lado, sobreestimaron el sentirse incómodos al enviar la carta y la posibilidad de que sea una situación extraña. Justamente por esto último las personas deciden transmitir su agradecimiento solamente si saben que será bien recibido y no se sentirán incómodos o raros.
Otros estudios han demostrado que los emisores se piensan a sí mismos en términos de competencia; de considerar si encontrarán las palabras y lo harán bien, mientras los receptores piensan al emisor en términos de calidez y amabilidad. Por lo tanto, también en este caso quien escribe la carta considera que debe hacerlo perfecto, mientras que quien recibe la carta considera los sentimientos y las intenciones.
Por lo tanto, lo que nos limita a la hora de mostrar gratitud es nuestra propia preocupación de si lo haremos bien, si somos competentes, si estamos logrando comunicar nuestro mensaje. En muchos casos eso implica que las personas decidan no transmitir sus sentimientos de aprecio y agradecimiento.
Pero las personas que reciben las palabras de aprecio realmente tienen sentimientos positivos. Este tipo de conexiones son fundamentales para los humanos, que vivimos en sociedad y precisamos la comunicación con otros. Decir «gracias» o mostrar que nos importan las otras personas puede ayudar en nuestro propio bienestar.
#PiensaPositivo
Fuente: Vix
Gracias Mariano por publicar artículos que son muy útiles para ser mejores seres humanos.