Un estudio de la Universidad de Alicante (UA), en colaboración con el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, ha demostrado que el cerebro humano necesita de las metáforas para "entender la realidad".
Los resultados del estudio, en el que han participado 22 voluntarios, se ha publicado recientemente en la revista especializada Brain and Cognition y ha permitido abordar por primera vez cómo analiza el cerebro las metáforas visuales.
Los responsables del trabajo han apuntado que, en un futuro, la aplicación práctica de su estudio podría centrarse en personas con síndrome Asperger o Alzheimer; en ambos casos se da la circunstancia de que o no son capaces de entenderlas o dejan de entenderlas.
Según ha explicado en una entrevista la directora del proyecto, María Jesús Ortiz, del Departamento de Comunicación y Psicología Social de la UA, se activan "las mismas partes del cerebro" ante una metáfora escrita que ante una visual como las que ofrece la publicidad.
En ese sentido, ha señalado que hay "coincidencias" en las partes que se activan cuando "se oyen o se ven" metáforas y "eso apunta" a que la realidad "no es objetiva y pura", sino que existe "un origen cognitivo" porque el cerebro requiere de las metáforas para "entender la realidad".
Al respecto, Eduardo Fernández ha indicado desde el Instituto de Bioingeniería que el papel del centro ha sido aplicar tecnologías pensadas para otros proyectos a la investigación de Ortiz. Así, se han resuelto "ese tipo de preguntas" a nivel de "procesamiento cerebral".
"El cerebro se encarga de procesar información y parece lógico presuponer que el mismo tipo de información, más simple o más compleja, la va a procesar de manera similar", ha agregado.
"La importancia de las metáforas visuales es que vivimos en un mundo visual y las metáforas están al orden del día", ha manifestado por su parte Ortiz, antes de decir que "las más evidentes son las publicitarias".
Así, ha detallado que la aplicación práctica del estudio en un futuro podría centrarse en personas con síndrome Asperger o Alzheimer, porque en ambos casos se da la circunstancia de que o no son capaces de entenderlas o dejan de entenderlas.
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Fuente: Hoy.es