Un estudio realizado por la Universidad Brigham Young en Utah (EU) sugiere que hay dos amenazas más grandes que la epidemia de obesidad que sufre el mundo: la soledad y el aislamiento social.
Dos metaanálisis revelaron que la soledad y el aislamiento social pueden aumentar el riesgo de muerte prematura hasta en un 50%.
Mientras que la soledad y el aislamiento social son términos que se utilizan a menudo indistintamente, hay diferencias notables entre ambos. El aislamiento social se define como la falta de contacto con otros individuos, mientras que la soledad es la sensación de uno mismo de sentirse emocionalmente desconectado de los demás. En esencia, una persona puede estar en presencia de otras y aún sentirse sola.
Investigaciones anteriores han determinado que la soledad puede estar relacionada con la enfermedad de Alzheimer y el aislamiento social con una menor supervivencia de pacientes con cáncer de mama.
Para este estudio, los investigadores buscaban determinar de qué forma la soledad y el aislamiento social influían en el riesgo de muerte prematura. Por ello, llevaron a cabo dos metanálisis en los que analizaron el vínculo entre la soledad, el aislamiento social y la mortalidad.
El primer metanálisis incluyó a más de 300.000 adultos en 148 estudios, mientras que el segundo incluyó 70 estudios con más de 3,4 millones de adultos.
Los datos del primer metanálisis revelaron que el riesgo de muerte prematura era un 50% menor para los adultos con una mayor conexión con otras personass, en comparación con los que estaban socialmente aislados.
En el segundo metanálisis, los investigadores descubrieron que la soledad, el aislamiento social y el hecho de vivir solo estaban asociados con un mayor riesgo de muerte prematura.
Es más, el equipo encontró que el riesgo de muerte temprana asociado con soledad, aislamiento social y vivir solo era igual o mayor que el riesgo de muerte prematura asociado con la obesidad y otras condiciones de salud importantes.
"Hay evidencia sólida de que el aislamiento social y la soledad aumentan significativamente el riesgo de mortalidad prematura y la magnitud del riesgo supera la de muchos indicadores de salud líderes", explica Julianne Holt-Lunstad, líder del trabajo.
Según la experta, estos resultados son particularmente preocupantes dado que el envejecimiento de la población está aumentando. "De hecho, muchas naciones alrededor del mundo ahora sugieren que nos estamos enfrentando a una epidemia de soledad".
La investigadora plantea que una opción sería hacer más énfasis en el entrenamiento de habilidades sociales para los escolares, y que los médicos deberían intentar incorporar la conexión social del paciente en el examen médico de los adultos mayores.
Por otra parte, afirma que los adultos mayores no sólo deben prepararse para las consecuencias financieras de la jubilación, sino también para las sociales, señalando que las conexiones sociales de muchos adultos provienen del lugar de trabajo.
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Fuente. Muy Interesante