Una investigadora apunta a la relación entre las dietas altas en carbohidratos, el síndrome metabólico y la mortalidad por COVID-19
El coronavirus SARS-CoV-2 no afecta a todo el mundo por igual. Algunas personas no tienen síntomas mientras que otras desarrollan graves afecciones respiratorias y circulatorias que pueden llevar a la muerte. ¿Por qué? Según un artículo publicado en BMJ por la investigadora danesa Maryanne Demasi, la respuesta puede estar en la dieta.
Las muertes son 12 veces más elevadas entre los pacientes que tenían una enfermedad subyacente, especialmente enfermedades cardiovasculares (32% de los casos hospitalizados según el CDC) y la diabetes (32%). La edad es un factor importante pero solo en cuanto hace que estas afecciones sean más comunes.
En el Reino Unido dos tercios de las personas que enfermaron gravemente de COVID-19 tenían sobrepeso o eran obesas, y el 99% de las muertes en Italia se produjeron en pacientes con afecciones preexistentes, como hipertensión, diabetes y enfermedades cardíacas.
La conjunción de hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares es bien conocida, ya que estas enfermedades suelen ir de la mano, y el cuadro tiene un nombre: síndrome metabólico.
Según Demasi, detrás del síndrome metabólico está la resistencia a la insulina. Esta hormona regula los niveles de glucosa la sangre. Cuando las células se vuelven “resistentes” a la insulina, esta deja de hacer efecto y la glucosa se dispara, algo que con el tiempo puede llevar a padecer diabetes tipo 2.
El factor más significativo en el desarrollo de la resistencia a la insulina es la dieta, en concreto el consumo de carbohidratos refinados, almidones y azúcares simples
Pero ¿qué tiene esto que ver con las afecciones respiratorias que causa la COVID-19? La desregulación de los niveles de glucosa en la sangre desempeña un papel importante en la inflamación y las enfermedades respiratorias. En un estudio de pacientes con COVID-19 que tenían diabetes tipo 2 preexistente se comprobó que quienes tenían mejor control de la glucosa en sangre sufrían menos lesiones de órganos vitales y menor mortalidad.
El factor más significativo en el desarrollo de la resistencia a la insulina es la dieta, en concreto el consumo de carbohidratos refinados, almidones y azúcares simples. Sin embargo, Demasi advierte de que las recomendaciones dietéticas oficiales de la mayoría de los países apuntan en la dirección contraria: una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos.
Estas directrices también son las que determinan los menús en los asilos y en los hospitales donde se trata a las personas con COVID-19 y síndrome metabólico. Toda esa pasta, pan y azúcar podría estar empeorando su situación.
Además, desde el principio de la pandemia y el confinamiento, muchas personas hicieron acopio de alimentos, especialmente comida barata y no perecedera alta en carbohidratos: pasta, pan, arroz y cereales, además de galletas y dulces, altamente procesados.
Dado el poco tiempo transcurrido desde el inicio de la pandemia no se han podido realizar experimentos que corroboren que a los pacientes de COVID-19 les va mejor con una dieta baja en carbohidratos, pero hay experimentos anteriores que apuntan a la restricción de los carbohidratos como una forma efectiva de mejorar el control de la glucemia y el tratamiento de la diabetes, así como la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares a largo plazo.
Toda esa pasta, pan y azúcar podría estar empeorando su situación.
Algunos hospitales en EEUU han comenzado a retirar las bebidas azucaradas y los alimentos con azúcar añadido de los menús de sus hospitales, pero sigue habiendo renuencia a aceptar las dietas bajas en carbohidratos. En países como Australia la asociación contra la Diabetes Australia publicó una declaración en la que apoyaba el consumo de menos carbohidratos, a lo que se sumaron en 2019 la Asociación Americana de la Diabetes y en 2020 Diabetes Canada. Según afirma Demasi, “el asesoramiento dietético para las personas con síndrome metabólico subyacente debería recibir un respaldo más amplio de los gobiernos”.
Fuente: Quo