Según investigadores de la Universidad Macquarie en Australia, las mujeres prefieren el olor de los hombres que consumen más frutas y vegetales, en oposición a aquellos cuya dieta está mayormente basada en carbohidratos refinados, como los panes y las pastas.
“Sabemos desde hace tiempo que el olor es un componente importante de la atracción, sobre todo para las mujeres”, le dijo Ian Stephen, autor de la investigación, a la radio estadounidense NPR.
Por otra parte, desde el punto de vista evolutivo, el olor que emana de la transpiración es una señal de nuestro estado de salud y eso puede influir en la atracción que una persona ejerce sobre otra.
Mientras más carbohidratos consumen los hombres, menos atractivos se vuelven para el sexo opuesto.
Para poner a prueba esta hipótesis, Stephen y su equipo reclutaron a un grupo de 43 hombres de entre 18 y 30 años, y evaluaron primero el color de la piel.
El color, dicen los investigadores, refleja los alimentos que consumimos, ya que cuando comemos vegetales coloridos, nuestra piel toma los tonos de los carotenoides, que son los pigmentos que le dan a los alimentos su color rojo, naranja y amarillo.
Tras completar una serie de cuestionarios sobre sus patrones de alimentación, los científicos les dieron a los hombres camisetas limpias para usar mientras hacían ejercicio (sin usar desodorante ni ningún tipo de colonia).
Las camisetas fueron presentadas más tarde a un grupo de 10 mujeres que describieron las prendas en función de la atracción, intensidad del olor y presunto estado de salud.
Aunque el grupo era pequeño, las respuestas fueron consistentes: los resultados determinaron que los hombres que consumían más frutas y vegetales eran más atractivos.
Los que seguían una dieta basada mayormente en carbohidratos resultaron los menos atractivos de todos, mientras que quienes comían más carne, no variaban en cuanto al grado de atracción, sino que emanaban un olor más poderoso, según dijeron las mujeres que participaron en el experimento.
Los olores analizados fueron los producidos por la transpiración y no el aliento, que también cambia de acuerdo a lo que comemos. La transpiración en cambio no es olorosa en sí misma.
El olor surge cuando las bacterias de nuestra piel metabolizan los compuestos que producen nuestras glándulas sudoríparas.
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Fuente: Salud360