Si algo tenemos claro en la vida es el devenir del ser humano de que nadie puede escapar de la muerte, ya que es lo único cierto que sabemos desde que nacemos, la muerte.
Vida y muerte son dos caras inseparables, como dos monedas, y sería engañoso vivir a espaldas de la muerte, pero lo cierto es que es difícil establecer una actitud correcta ante ella. ¿Cómo deberíamos actuar? ¿Cómo la afrontamos?
Vivimos en un mundo plural en los que el propio concepto se ve afectado por aspectos sociales, culturales, religiosos y económicos que permiten que cada uno de nosotros viva ese proceso de una manera distinta.
De hecho, pensar en la muerte puede generar ansiedad e incluso provocar y experimentar que la muerte es inminente. Esa ansiedad extrema provocada por miedos persistentes lo denominamos tanofobia.
La tanofobia proviene del lenguaje griego “Thanatos” se refiere a la muerte y ‘phobos’ significa miedo. Debemos pensar que el miedo a la muerte se presenta como aquello que se escapa a cualquier voluntad de control por parte de la persona.
Actitudes ante la muerte
La incertidumbre conlleva a la angustia y sus consecuencias puede provocar en nosotros dos tipos para afrontarla:
- Evitar a toda costa nombrar o hablar de la muerte como un mecanismo de defensa. Son personas que intentan no enfrentarse a ninguna situación que les provoque ese tipo de sentimientos. En casos más extremos, pueden llegar incluso a evitar las propias revisiones de salud o actividades que conlleven un riesgo para la vida.
- Personas que intentan tener un pulso con el control de la muerte y la enfermedad. Son el caso opuesto y también se les conoce como personas hipocondriacas. Ser hipocondríaco conlleva a creer firmemente que padeces una enfermedad seria y potencialmente letal o el miedo a padecerla. Estas personas están en un control constante analizando sus signos y síntomas ante cualquier situación relacionada con la salud.
El profesor José Luis Aranguren que ha sido uno de los filósofos más influyentes del siglo XX clasificaba y distinguía a la muerte eludida como la más extendida por la sociedad actual.
La muerte eludida consiste en vivir como si el ser humano fuera inmortal. No nos planteamos en ningún momento el hecho de una muerte futura. “la muerte es lo contrario de la vida” es alguna de las frases más reconocidas que invitan e incluso, la de no preocuparse porque ahora estamos viviendo.
El tabú de la muerte
Vivir en occidente y pensar en la muerte, es sinónimo de “huída”. Al contrario de lo que ocurre en otras culturas, en Occidente es un tema del que preferimos no profundizar e incluso hablar. Esto puede suponer que generemos miedos e incluso ansiedad ante una situación que nadie podemos evitar como es la muerte.
El tabú de la muerte empieza desde que somos pequeños. Cuando fallece un familiar, generalmente se le oculta a los niños. Parece lógico porque no quieres hacer daño, quieres protegerles y evitar cualquier tipo de sufrimiento pero, ¿es realmente lo correcto?
No hace falta esperar a que la muerte nos aceche para abordar este tema. Tenemos que aprender acompañar el sentimiento de tristeza y todas sus consecuencias. Hablar sobre ella con nuestros seres queridos es un paso importante.
¿Cómo afrontamos la pérdida de un ser querido?
Lo denominamos proceso de duelo o también luto, aflicción o pena. Es un proceso adaptativo natural ante la pérdida de un ser querido y se asocia a problemas de salud como la depresión y ansiedad.
Para muchas personas, el duelo es el conjunto de emociones donde la frustración y el dolor juegan el papel central. Aunque principalmente está relacionado con la pérdida de un ser querido, también pueden estar vinculadas a conductas vinculadas con la pérdida afectiva como un trabajo, una persona amada o un fracaso personal.
Conocer las fases del duelo es importante para primero, saber que es un proceso normal que todos pasamos ante una pérdida. Además, es normal que la pérdida de alguien querido provoque dolor emocional.
Uno de las teorías más conocidas en relación al duelo viene de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross en su teoría de las 5 etapas del duelo, publicada en el año 1969 en el libro “On death and dying". A continuación se detallan el modo en el que se sienten las personas en fase de duelo y cómo tienden a actuar.
Las cinco etapas del duelo
- Etapa de negación
Durante esta etapa, negamos la realidad de que alguien ya no está con nosotros porque ha muerto. Es una manera de amortiguar el golpe y desplazar ese dolor que nos produce esa noticia. La negación no debe ser sostenida de manera indefinida puesto que la realidad es exactamente lo contrario. - Etapa de la ira
No poder hacer nada al respecto nos genera frustración y por tanto, también rabia y resentimiento. El duelo produce una tristeza profunda que sabemos que no puede ser aliviada actuando sobre la causa porque lamentablemente, la muerte no es reversible.
En ocasiones buscamos culpables porque pensamos que es resultado de una decisión y tremendamente injusto. La rabia se dirige contra personas que no tienen culpa de nada o incluso objetos o animales que estén relacionados con la persona que ha fallecido. - Etapa de la negociación
Es un proceso en el que fantaseamos con la idea de revertir el proceso y buscamos estrategias para hacer que eso sea posible.
Es como buscar un milagro, pactar con un ente divino para que nos devuelva a nuestro ser querido.
Es una etapa que dura poco en el tiempo ya que no encaja con la realidad y, además, resulta agotadora estar buscando soluciones que nunca serán efectivas. - Etapa de la depresión
Aparece una sensación de vacío y una fuerte tristeza que no desaparecen. Dejamos de buscar responsables, dejamos de “fantasear” con realidades paralelas para aterrizar en un presente que nos nos gusta nada.
No solo es una etapa en la que te das cuenta de la ausencia de un ser querido, sino que además, tienes que empezar a vivir una realidad nueva. Es normal experimentar emociones de soledad, tristeza y melancolía. - Etapa de aceptación
Es una etapa que no se caracteriza por la felicidad. Es el momento en el que se acepta la muerte del ser querido y se empieza a vivir. Existe dolor emocional por lo ocurrido pero se caracteriza por la ausencia de sentimientos intensos y por el cansancio. Paso a paso volvemos a la capacidad de experimentar alegría y placer.
Aunque estas etapas de Kübler-Ross son de las más estudiadas y reconocidas, tenemos que conocer que no todas las personas en fase de duelo tiene por qué atravesar las 5 etapas, y que podemos experimentarlas incluso en otro orden y solapándose entre ellas.
Afrontar el miedo a la muerte debería iniciarse en las escuelas y dentro de las unidades familiares o amigos. Romper el tabú de hablar cómo nos gustaría morir, cuáles son nuestros últimos deseos y afrontarlos con normalidad tendría que extenderse en esta sociedad en la que solo ocultamos emociones por vergüenza o miedo al qué dirán de nosotros. Vivir libres es vivir sin cargas emocionales, no tengas miedo a compartir y expresar cómo te sientes.
Fuente: Muy Interesante