Según los expertos, estas respuestas emocionales se explican por varios aspectos psicológicos y neurocientíficos.
En concreto, la ciencia ha explorado cómo el acto de hacer o recibir regalos afecta a nuestro cerebro, y los resultados revelan que la experiencia está vinculada a diversas respuestas emocionales y procesos cerebrales.
Por una parte, se produce un proceso de liberación de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor asociado con la recompensa y el placer. Algunos estudios han demostrado que tanto dar como recibir regalos pueden desencadenar la liberación de dopamina en el cerebro, pero también entran en juego sustancias químicas como la oxitocina, la serotonina y las endorfinas. Todo ello contribuye a esa sensación de felicidad y bienestar asociada con la experiencia de regalar y recibir regalos.
Además, es una experiencia relacionada con los centros de recompensa cerebral. En particular, la actividad cerebral se ha observado en áreas asociadas con la recompensa, como el núcleo accumbens, cuando las personas experimentan la alegría de dar o recibir regalos. Estos centros de recompensa están vinculados a emociones positivas y la sensación de satisfacción.
“Cuando recibimos un regalo hay un doble beneficio: se activan las regiones de placer de nuestro cerebro y también la parte más emocional. Las estructuras críticas para el procesamiento de la información emocional se ponen en marcha, sobre todo la amígdala o la corteza prefrontal, más vinculadas a la cognición social”, señala Diego Redolar, neurocientífico de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
Pero otra clave radica en las conexiones sociales. La costumbre de regalar y recibir regalos también tiene que ver con la construcción y el fortalecimiento de las conexiones sociales. La ciencia sugiere que las interacciones sociales positivas (como compartir regalos o detalles), pueden tener efectos beneficiosos en la salud mental y emocional. “A los seres humanos y a los primates les gusta mucho sentir que alguien se ha preocupado por ellos”, añade el experto.
Asimismo, se habla de respuestas empáticas. Esto significa que la empatía desempeña un papel importante en el acto de dar regalos. El cerebro puede activar áreas asociadas con la empatía cuando nos ponemos en el lugar del destinatario del regalo, experimentando la alegría que creemos que sentirán al recibirlo.
A su vez, algunos expertos plantean que esta tradición de regalar en Navidad o en los cumpleaños mejora del estado de ánimo. Tanto el acto de dar como el de recibir regalos han demostrado tener un impacto positivo en nuestro bienestar.
Esto se debe a que las personas que participan activamente en regalar pueden experimentar una sensación de logro y conexión emocional, mientras que aquellos que reciben regalos a menudo experimentan gratitud y felicidad, aunque sea una sensación efímera.
Por otro lado, algunas investigaciones sugieren que los efectos positivos de dar regalos pueden tener una duración más prolongada que simplemente recibirlos, dado que la satisfacción y el sentido de conexión generados por actos altruistas pueden persistir en el tiempo.
Y no solo eso, sino que además se ha observado que participar en estos tipos de actos de generosidad se puede asociar con la reducción del estrés. La conexión social y la sensación de contribuir al bienestar de los demás pueden tener beneficios para la salud mental.
De forma paralela, la neuroeconomía es un campo de estudio que explora las bases cerebrales de la toma de decisiones económicas. En el contexto de regalos, algunos investigadores han examinado cómo el cerebro procesa las decisiones de gastar dinero en regalos y cómo estas elecciones afectan a nuestras emociones y percepciones de recompensa.
Con todo, la experiencia de regalar o encontrar el regalo perfecto para alguien puede suponer una situación estresante para algunas personas. “La ansiedad se da en aquellas personas que están demasiado pendientes del otro, de si lo complacerán o no; y de aquí surge la ansiedad, de pensar en el hecho de no haber acertado”, en palabras de José Ramón Ubieto, profesor en la UOC.
Por este motivo, y con el fin de que no suponga un quebradero de cabeza, los expertos sugieren algunas recomendaciones: pensar más allá del momento en que se va a regalar (la utilidad será a largo plazo); considerar las experiencias por encima de los bienes tangibles (obsequiando con un ticket al teatro o a un concierto, por ejemplo); o no fijarse tanto en el precio.
Fuente: Muy Interesante