El baile como una actividad que ejercita la capacidad mental es el objetivo de investigación de un grupo de científicos de la Universidad Masaryk de Brno, en colaboración con un grupo de personas mayores que asisten a un centro de baile de la ciudad.
La investigación pretende demostrar los efectos positivos del movimiento corporal en la salud cerebral.
Personas mayores de alrededor de 70 años se reúnen varias veces a la semana para bailar al tempo de diversos ritmos.
El ejercicio no solo consiste en seguir la música, sino también en charlar mientras se baila y así entrenar la sincronización de ambas actividades sin perder la concentración en ninguna de ellas.
Parte de la investigación consiste en observar comparativamente la plasticidad cerebral antes y después del proyecto mediante resonancias magnéticas.
“Practicamos bailes que son sencillos y ahora nos acercamos a ritmos africanos y griegos. Se nota que logran hacer los pasos cada vez mejor”.
El ejercicio no solo consiste en seguir la música, sino también en charlar mientras se baila y así entrenar la sincronización de ambas actividades sin perder la concentración en ninguna de ellas.
Parte de la investigación consiste en observar comparativamente la plasticidad cerebral antes y después del proyecto mediante resonancias magnéticas. La jefa de la investigación, Irena Rektorová, del centro CEITEC, agrega.
“La demencia lleva a la pérdida de la corteza cerebral. Por supuesto que el movimiento no puede detener el proceso neurodegenerativo del cerebro, pero sí pensamos que lo desacelera”.
Se trata de una pesquisa a largo plazo y que requiere de cientos de datos para ser del todo constatada. Sin embargo, son los mismos ancianos quienes por experiencia propia confirman que desde que han comenzado a bailar se sienten mucho más lúcidos.
Una de las bailarinas asiduas, Drahomíra Rutarová, comenta que asociar los nombres a las caras ya no es un problema cuando se topa con conocidos por Brno y que ya puede hacer mercado sin listas, pues su memoria está simplemente entrenada. De hecho, ya no le es necesario ir tanto al mercado, pues prefiere pasar más tiempo bailando.
Otro de los testimonios los da Jaroslav Majerčík, a quien ahora no se le pasan las fechas importantes.
“Tengo cada vez más nietos y soy capaz de acordarme de las fechas de sus cumpleaños. Hasta me acuerdo de la fecha de mi matrimonio que fue el 3 de marzo de 1979, lo cual aprecia principalmente mi esposa”.
Parece así que dentro de poco los científicos de Brno ya podrán afirmar que vivir es bailar y viceversa.
Según los investigadores, este desafío adicional en el grupo de baile explicaría la diferencia perceptible entre el equilibrio de este grupo y los del grupo de control con ejercicios tradicionales y la mejoría en los síntomas de deterioro cognitivo asociado a la edad.
Y concluyó: “La actividad física es uno de los factores del estilo de vida que puede contribuir a llevar una vida saludable durante el mayor tiempo posible, contrarrestar varios factores de riesgo y disminuir el declive relacionado con la edad. Es una poderosa herramienta para establecer nuevos retos para el cuerpo y la mente, especialmente en la vejez “.
#PiensaPositivo
Fuente: LibrosPerdidos
Perfecto… Seguiré bailando, conversando y siendo feliz. Gracias Mariano