Según recientes estudios, el ejercicio calienta el hipotálamo (el encargado de regular nuestro apetito...).
La última investigación sobre esta conocida relación indica que el ejercicio afecta al hipotálamo de una forma muy peculiar, al menos según se ha observado en experimentos con ratones de laboratorio: la actividad física calienta esta región cerebral.
Precisamente en esta zona del órgano pensante hay un tipo de célula que regula el apetito y en la que se ha detectado la presencia de una proteína sensible al calor. Parece ser la molécula responsable: tras desactivar el gen que tiene la misión de producirla, los ratones no perdieron el apetito por más ejercicio que hicieran en su desangelada jaula.
#PiensaPositivo
Fuente: RevistaQuo