Sabemos que la contaminación del aire tiene muchas consecuencias, como daño al cerebro, un aumento en las probabilidades de sufrir un infarto e incluso se relaciona con la muerte de 3 millones de personas cada año. Y ahora, un nuevo estudio dice tener evidencia de daño al ADN en jóvenes y niños.
El daño específico es el acortamiento de los telómeros, algo que ha sido relacionado con el estrés y la muerte prematura. Los investigadores de la Universidad de California, Berkeley, sugieren que el largo de los telómeros puede tener un uso potencial como un biomarcador del daño al ADN debido a la exposición ambiental y/o a la inflamación crónica.
El estudio incluyó a 14 niños y adolescente viviendo en Fresno, California – la segunda ciudad más contaminada de E.U.A. Los científicos asesoraron la relación entre los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs); y el acortamiento de los telómeros, un tipo de daño al ADN que suele ser asociado con el envejecimiento.
Conforme los HAPs aumentan, el largo de los telómeros disminuyó. Los jóvenes con asma fueron expuestos a un mayor HAP que aquellos sin asma. La relación entre los niveles de HAP y el acortamiento de los telómeros fue más significativa incluso después de que el asma y otros factores (edad, sexo y etnicidad).
El estudio se sumó a evidencia previa que la contaminación causa estrés oxidativo, que puede dañar a los lípidos, proteínas y el ADN. La investigación ha sugerido que los jóvenes pueden tener una regulación de acortamiento de telómeros distinta a la de los adultos, lo que los puede hacer más vulnerables a los efectos dañinos de la contaminación.
Los resultados, publicados en el diario Journal of Occupational and Environmental Medicine, muestran que la contaminación del aire puede derivar en daños serios a la salud, por lo que es importante diseñar intervenciones y políticas efectivas.
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Fuentes: Journal of Occupational and Environmental Medicine