Si bien los hombres tienden a expresar muy poco sus sentimientos y emociones, es posible detectar si les gustas por medio de algunas señales físicas, por ejemplo: te mira fijamente a los ojos, sus pupilas se dilatan, se inclina hacia ti cuando platican, cruza las piernas, camina a tu lado y su voz se hace más grave. sin embargo, cuando se trata de mostrar su desinterés, lamentablemente son mucho más prácticos y directos. Aquí te dejamos las 5 señales más típicas que dejan en evidencia cuando ya no le gustas a un hombre...
Te deja de contestar los mensajes
Quizá haya conocido a alguien más o se haya dado cuenta de que no quiere tener una relación formal contigo. Una de las acciones más comunes cuando le dejas de interesar a una persona, es que deja de enviarte mensajes o bien, te deja en leído.
Ya no hay contacto físico
Cada vez son menos los abrazos y los besos entre ustedes, ¡y ni se diga de los encuentros sexuales! Cuando ya no le gustas a un hombre y tiene en mente alejarse de ti, evitará a toda costa tener contacto físico contigo, sobre todo si este incluye prácticas románticas o sexuales.
Si tú no lo buscas, él no lo hace
Eres tú quien debe tener la iniciativa para verlo; tú organizas los planes, le llamas por teléfono, le mandas mensajes de buenos días, lo invitas a tus planes familiares, etc. Si no fuera por ti, habrías dejado de saber de él desde hace mucho tiempo. Toma nota, si has llegado a este punto, ¡valórate y permítete conocer a alguien que sí le intereses!
Se olvida de tus apodos
En un inicio te decía “guapa”, “bombón”, “amor” o —inserta aquí tu apodo cursi— y de la nada comenzó a llamarte por tu nombre. Ha dejado de ser cariñoso en su trato y ya no se refiere a ti como alguien especial.
Sus respuestas son cortantes
Cuando le preguntas mediante mensajes de texto "¿qué haces?” te responde lo que está haciendo, pero sin acompañar la oración por un "¿ Y tú?”. O bien, tratas de generar una conversación interesante, pero él busca en medida de lo posible ponerle fin a su plática por medio del silencio.
Fuente: Cosmopolitan