Los seres humanos necesitan cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenerse y 12 para crecer. Más que palabras de aliento en momentos difíciles, se recomienda intercambiar abrazos.
Los efectos producidos por un abrazo pueden resultar de gran utilidad para contrarrestar la depresión, el estrés y la falta de autoestima ocasionados por los problemas de la vida moderna, y que pueden repercutir con efecto negativo en la salud física y emocional de quienes los padecen.
La abrazoterapia, como comúnmente se le llama, es una práctica alternativa destinada a mejorar el estado físico y psicológico de las personas mediante el contacto corporal, y el propósito es generar una sensación de bienestar con múltiples beneficios para la salud.
“La estimulación por contacto es necesaria para nuestro bienestar tanto físico como emocional, aunque para algunos suele representar un conflicto debido a su formación o educación”, expuso María Teresa González Clemente, terapeuta adscrita a la Asociación Mexicana para la Superación Integral de la Familia (AMSIF).
Cuando nace un bebé, recordó la terapeuta de esa Asociación Civil, los doctores tienden a colocarlo sobre el corazón y los brazos de la madre, un vínculo afectivo muy importante porque repercute de manera positiva “al ayudarlo y darle amor para calmar la angustia y el llanto”.
Más que palabras de aliento en momentos difíciles, al intercambiar abrazos en momentos difíciles “las personas son más susceptibles a despertar al niño que llevan dentro”, explicó.
Esto ocurre con la abrazoterapia, pues el abrazo es capaz de hacer sentir mejor y reconfortar a cualquiera e incluso de sensibilizar al más hermético. “Sin embargo, nuestro cuerpo está tan acostumbrado al maltrato y a somatizar las emociones que nos negamos a emplear sus beneficios”, expuso.
Es tan bueno, aseguró, que diversos estudios han demostrado el efecto positivo de dar y recibir un abrazo, pues el organismo libera ciertos neurotransmisores como la dopamina, la oxitocina y la endorfina, sustancias responsables de mitigar el dolor y producir una sensación de bienestar.
González Clemente apuntó que: “Abrazar es una práctica acertada que además de aminorar la tensión y la ansiedad, fortalece el sistema inmunológico y puede servir como medio complementario al tratamiento convencional de diversas enfermedades”.
De acuerdo con su experiencia, esta alternativa terapéutica también ha servido para solucionar problemas de pareja, a sanar heridas que algunas personas traen desde pequeños, a reconciliar a padres e hijos distanciados, además de ayudar a quienes les pesa dar o recibir cariño porque desde niños no fueron abrazados.
Cristina Rodríguez Rangel, de 36 años de edad, ya vivió esta experiencia que califica como un privilegio, porque luego de haber tenido malos momentos pudo despejar inquietudes y miedos de abrazar a los hombres. “Los temores y prejuicios nos llevan a estar siempre a la defensiva y en ocasiones confundimos un afecto con una posible insinuación”, comentó
Una de las experiencias más gratas al participar en esta terapia, recordó, fue cuando conoció a su padre, quien estuvo ausente más de 30 años, y tenerlo cerca le dio la oportunidad de saber el significado de abrazar a alguien fundamental en su vida.
Luis González Meza, de 59 años, relata su experiencia y afirma que le permitió ser lo suficientemente ligero como para flotar y percibir la energía y el llanto de quien en ese momento abrazaba. “Esto me hizo reaccionar ante muchas situaciones que ignoraba, por ejemplo, la importancia de convivir y compartir un rato agradable con la familia”, relató.
Luis labora como técnico en maquinaria pesada, y en esta alternativa terapéutica encontró una forma de liberarse del estrés generado por la carga de trabajo y las molestias que causaba en otras personas por su malhumor.
La abrazoterapia incluye ejercicios de relajación, concentración y respiración, que pocas veces se hacen e incluso “desconocemos como realizarlos, después sólo requiere estirar los brazos y rodear el cuello o la cintura de quien espera recibirlo”, explicó sintetizó González Clemente, quien estudia la maestría en Desarrollo Humano Multidimensional en Universidad Itaca.
La terapia facilita descubrir los diversos tipos de abrazos: de oso, de mejilla, de corazón, de sándwich y de costado, por mencionar algunos; y con la práctica, identificar las necesidades de afecto o diversión de cada persona.
Así, de acuerdo con los expertos en abrazoterapia, los seres humanos necesitan cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenerse y 12 para crecer.
#PiensaPositivo
#FuerzaMéxico
Fuente: El Financiero