En medio de las diferentes crisis que los mexicanos estamos viviendo en la política, la seguridad, lo económico, etc., existe una muy poderosa crisis que pocos nos atrevemos a reconocer: La falta de respeto.
Tristemente, con más frecuencia somos testigos o sujetos de faltas de respeto, en la calle, el trabajo y hasta en nuestros propios hogares.
Gritos, uso de palabras ofensivas, amenazas, ultimátums, son la forma y el modo de convivir de muchas personas.
Esta nueva tendencia permisiva a las groserías y apodos ofensivos en nuestros gobernantes, medios de comunicación, celebridades y otros tantos, están promoviendo que la ciudadanía no espere ser respetada y mucho menos se esmere en respetar a los demás dentro y fuera de su casa.
Las actitudes o comentarios agresivos se están volviendo tan comunes en estos días, que algunos padres eligen mirar al otro lado cuando escuchan a sus hijos adolescentes hablarse con groserías, o cuando la niña de 10 años azota el control de la televisión cuando se le anuncia que es hora de ir a dormir. Estos niños a quienes hoy se les permite este comportamiento en casa, crecerán pensando que esta es la forma correcta de tratar a la gente.
Nosotros los padres podemos y tenemos la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos el valor del respeto y la forma más efectiva es a través de nuestro ejemplo.
Empecemos por observar con honestidad si las palabras y actitudes groseras, prepotentes, ofensivas o abusivas que usan nuestros hijos son las mismas que nosotros usamos en la cotidianidad. ¡Entonces sabremos por dónde empezar!
Mariano Osorio
#Piensa Positivo
Hola Mariano, tienes mucha razón más en estos tiempos tan terribles que vivimos, debemos de mejorar en todo y respetarnos y enseñar calores