En un pueblo lejano, perdido en un gran valle, un día se celebró una fiesta. Cuando más se divertían todos, se oyó el sonido de una campana.
¿Dónde estará esa campana? –se preguntaron, muy intrigados. Y por más que la buscaron, no pudieron encontrarla. El rey ofreció un valioso premio al que la encontrase. Y añadió:
Además del premio, el que la encuentre, obtendrá el título de Conde de la Campana.
Ni que decir tiene, que todos sus súbditos se esforzaron en buscarla. Incluso los niños, en grupo o solos, fueron en su busca.
Hasta el hijo del rey se alejó del palacio y caminando, descubrió una pequeña casita, rodeada de plantas trepadoras. Colgada del alero, medio escondida entre las hojas, aparecía una campanita azul.
--No puede ser ésta la campana que busco –se dijo el príncipe --. Es demasiado pequeña.
Y se alejó de la casita …
Que bonito cuento Mariano, gracias por compartir!!