Heidi vivía feliz en una cabaña de los Alpes junto a su abuelo y su amigo Pedro, el cabrero. Pero un día la tía de la niña la envió a estudiar a la ciudad de Francfort a la casa de un matrimonio adinerado que tenía una hija enferma, Clara, que necesitaba compañía.
De ese modo, Heidi dejó a sus adoradas montañas y llegó a la ciudad. La pobre niña añoraba a su abuelo y a sus amigos, pero por su buen corazón, tampoco quería irse, pues sentía un tierno afecto por Clarita, la pobre niña enferma no podía caminar ni tenerse en pie. Heidi estaba convencida de que Clara se curaría si se la llevaba a las montañas, pero a pesar de sus buenas intenciones, incluso ella iba enfermándolo de pesar, por estar tan lejos de su casa, hasta que el medico decidió que la única solución para curarla era devolverla a las montañas con su abuelo.
Meses después, al ver el efecto curativo del aire puro y de sus queridas montañas en Heidi, los desesperados padres de Clara llevaron a su hija a la cabaña del abuelo y gracias a los cuidados de Heidi y al poder de la Naturaleza, el sol y el aire limpio, Clara se curó milagrosamente y pudo abandonar la silla de ruedas para siempre.
#PiensaPositivo
Foto: ElSalvador.com
Muchas gracias por compartir tan lindo cuento💗🙏