El león, que es el rey de los animales, mandó llamar un día al ornitorrinco y, mientras miraba hacia otro sitio, como hacen quienes se creen que son importantes, le soltó el siguiente discursito:
-Tienes el hocico como el pico del pato, que es un ave. Pero posees pelo y cuatro patas como el perro y, lo que es peor, en cada pié tienes cinco dedos como el hombre. Tus hijitos nacen de huevos como los pollitos, pero chupan la leche de su mamá, como los cachorros de la osa.
- ¿Y qué? -preguntó con una gran curiosidad el ornitorrinco.
-Pues que pienso que antes o después rugirás como yo -concluyó el león- y eso ¡no puedo permitirlo jamás!
Tras haber hablado -mejor dicho, tras haber rugido-, dejó caer sobre el pobre ornitorrinco su pata con enormes uñas. Pero el ornitorrinco ya no estaba allí. Previendo las intenciones del león, mientras éste hablaba mirando al cielo, había excavado silenciosamente un túnel en la tierra por el que desapareció.
Y sí, en efecto, ya sabéis que por más que le pese al león, el ornitorrinco también sabe excavar en la tierra ¡como lo hacen los topos!
Cómo siempre Mariano tan positivo, justo necesitaba cuentos para q mi niño leyera, gracias