En el principio de los tiempos, cuando los animales vivían todos juntos, la sinceridad era la ley número uno de la vida social. Todos la respetaban menos el chacal, precisamente el protagonista de nuestra historia. Animal al que en las fabulas siempre le toca el peor papel porque, en vez de luchar para conseguir comida, se conforma con las sobras de los demás.
Un día, mientras vagabundeaba por entre las casas de los hombres, el chacal se cayó en una fosa llena de tintura. Cuando se levantó estaba azul como unos pantalones tejanos y con el cerebro trastornado.
Volvió a la selva y empezó a decir que una diosa le había coloreado con un tinte extraído de la mezcla de todas las hierbas del mundo, y que por eso debían considerarlo rey.
La mayoría de los animales le creyeron; pero algunos no estaban convencidos esperaron a que anocheciese, se acercaron al trono donde dormía el chacal azul y gritaron todos a la vez ¡Uouaueuigh!, que es el reclamo del chacal. Y el chacal, despertándose con gran sobresalto, grito a su vez. De modo que todos los animales se dieron cuenta de que solo era un chacal, aunque estuviese teñido de azul. Y el muy mentiroso… ¡aún está huyendo!
Mariano todas las fabulas que escucho de ti me alimenta el espíritu. cuando era hija de familia te escuchaba, también pasaba una tardes con Rocío Brauer. esto fue como en el año 1988. cundo forme mi familia no solo yo te escuchaba también mis hijo. y mis hijos crecieron con algunos de tus cuentos.