Ver un partido por televisión no es una actividad tan inocua como puede parecer en un principio. Según un estudio realizado por investigadores del Montreal Heart Institute, en Canadá, el ritmo del corazón de los aficionados se acelera de un modo que puede ser peligroso.
Los autores de la investigación midieron las constantes cardíacas de un grupo de voluntarios mientras presenciaban un evento deportivo televisado, y comprobaron que su ritmo cardíaco se aceleraba hasta un 75% más de los normal.
Previamente, dichos voluntarios se habían sometido a un test para tratar de averiguar su nivel de "fanatismo" hacia un determinado equipo. Y lo curioso fue comprobar que esa aceleración cardíaca era similar tanto en los fanáticos como en los que no lo eran, con variaciones apenas apreciables entre ambos grupos.
Cuando el mismo experimento se realizó en un estadio, presenciando un partido en vivo, los investigadores comprobaron que el aumento del ritmo cardíaco era del 110%. La conclusión para los autores del estudio es que la emoción que provoca el deporte entre los aficionados puede ser peligrosa para las personas con dolencias cardíacas.
De hecho, hay un informe que revela que los ataques al corazón aumentaron entre la población masculina de Holanda el día en que su selección nacional fue eliminada en la final de la Eurocopa de 1996.
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Fuente: Quo
Dejaré de ver los partidos de mi América y los de mi hijo