Los problemas de tráfico son algo casi inevitable. La masificación de las grandes ciudades y el aumento del parque de vehículos genera que día a día millones de personas utilicen sus coches o motos para desplazarse.
En este escenario se verifican dos situaciones estrechamente relacionadas.
Por un lado, al haber más coches hay más problemas de tráfico, y por otro lado al haber más conductores se verifican más problemas de “ira al volante” y “conducción agresiva”.
Es importante diferenciar entre conducción agresiva e ira al volante porque solemos usarlas como sinónimos cuando en realidad no son exactamente lo mismo.
Algunos ejemplos de conducción agresiva pueden ser:
- Exceder la velocidad permitida.
- Cambiar de carril sin señalizarlo adecuadamente.
- Pasar el semáforo en rojo o saltarse un STOP.
- Gestos obscenos o insultos.
- Cortarle el camino a otro conductor.
- Cambiar continuamente de carril.
- No respetar la distancia de seguridad con el coche de delante.
La conocida como “ira al volante” comprende comportamientos mucho más extremos que la conducción agresiva, como pueden ser:
- Golpear intencionalmente a una persona o coche con nuestro vehículo.
- Convertir una discusión de tráfico en una pelea física.
- Sacar de la carretera a otro coche.
- Usar un arma para herir a otro conductor.
La realidad es que los casos de ira al volante son menos frecuentes que la conducción agresiva, y son estos últimos los que generan más problemas de tráfico.
¿Por qué se produce la conducción agresiva?
La mayoría de los conductores que estén leyendo responderán a esta pregunta diciendo “Porque los demás no saben conducir”. No podemos negar que cierta parte de razón tienen, porque a veces las acciones de los demás conductores nos pueden dar la impresión que no están atentos o que no son considerados con los demás. Los ejemplos más comunes serían:
- Utilizar el teléfono móvil.
- No usar las luces de giro.
- Estar distraídos en las conversaciones con los pasajeros.
- Frenadas o cambios de sentido inesperados.
En algunos casos aislados la conducción agresiva se puede producir porque el conductor la disfruta. La adrenalina del momento es la que lo mueve a conducir de esa manera.
La mayoría de las veces, sin embargo, la conducción agresiva es una expresión del enojo del conductor. Pero detrás de ese enojo se encuentran las verdaderas causas que son la ansiedad y el estrés.
En este sentido hay veces en las que el conductor entra agitado al vehículo por causas que nada tienen que ver con el tráfico. Puede ser una discusión, un mal día, un problema en el trabajo, pero ya se está lanzando a la carretera con mala predisposición.
En esta situación es muy probable que al primer obstáculo que encuentre, su enojo aumente y se traduzca en una conducción agresiva.
También puede suceder que el enojo sea fruto de la ansiedad porque no estamos logrando nuestro objetivo. Podemos entenderlo fácilmente cuando pensamos en cómo conducimos cuando sabemos que estamos llegando tarde a una cita.
Por muy rápido que vayamos no nos parece suficiente, y vemos a los demás conductores como obstáculos que nos impiden llegar a nuestra meta, por lo que intentamos sortearlos de cualquier manera.
Es absurdo pensar que uno puede no enojarse al volante, porque es una situación cotidiana donde actúan muchas variables. Pero lo que sí podemos hacer es aprender a hacerle frente a las situaciones frustrantes.
Algunos consejos:
- Recuerda siempre que dentro del otro coche también hay personas.
- Si cometes un error, discúlpate al otro conductor.
- Si el otro conductor no acepta tu disculpa, déjalo pasar. No inicies una discusión con alguien tan alterado.
- Si tienes a alguien pegado a la parte trasera de tu coche déjalo pasar aunque ya vayas al límite de velocidad permitida. La multa es su problema.
- Usa el claxon sólo para situaciones de emergencia. Todos sabemos lo molesto que es que te piten y esto podría enfurecer peligrosamente al otro conductor.
- Si te notas muy agitado y no puedes reducir tu enojo, intenta aparcar unos minutos hasta que notes que tus pulsaciones bajan. Conducir de ese modo no es seguro para ti ni para los demás.
Fuente: Psicologia para todos.net
Todos formamos parte del tráfico, intentemos respetar las reglas para reducir los riesgos en la carretera. Pongamos de nuestra parte para no ser “el loco del coche de al lado” y poder transitar tranquilamente.