Al subidón le sigue el siguiente bajón: algunas personas tienen miedo a la felicidad, y eso influye en la terapia que elijan para la depresión
Las personas con depresión tienen un «sesgo de negatividad»: perciben los aspectos desagradables de la vida con mayor intensidad y se aferran a los sentimientos negativos durante más tiempo. Con el tiempo, esto provoca en algunos enfermos un verdadero miedo a las emociones positivas.
Por ejemplo, cuando el enamoramiento acaba en desamor, aprenden a desconfiar de los sentimientos de felicidad. Este «miedo a la felicidad» tiene un efecto especialmente devastador en la psique, escribe en un estudio reciente un equipo de investigación estadounidense dirigido por Jessica Bryant, del Servicio de Salud de Veteranos de Arkansas.
Los científicos se interesaron por saber si esto también está relacionado con la preferencia por determinadas formas de terapia. Presentaron a unos 700 estudiantes de psicología descripciones de varios tratamientos para la depresión y les preguntaron cuál elegirían en un caso determinado. Las opciones incluían un programa en el que los pacientes deben planificar, realizar y experimentar emocionalmente actividades placenteras, algo denominado PAT («tratamiento del afecto positivo»), y por otro lado la terapia psicodinámica.
El «miedo a la felicidad» de los participantes se captó con afirmaciones como: «Prefiero no ser demasiado feliz, porque a la felicidad le suele seguir la tristeza». De hecho, este rasgo desempeñó un papel importante en la elección de un tratamiento hipotético. Quienes temían la positividad consideraban más eficaz la terapia psicodinámica y preferían someterse a ella antes que a la PAT, y viceversa.
En la práctica clínica, es habitual tener en cuenta los deseos del afectado a la hora de seleccionar un tratamiento, señala el equipo de autores. En este caso, sin embargo, eso podría ser problemático. Pues son precisamente los depresivos que temen los buenos sentimientos los que probablemente más se beneficiarían de un programa específicamente dirigido a ellos.
Fuente: Quo