Un estudio pionero de la Universidad de Murcia revela que consumir este producto por la noche o a primera hora del día frena la obesidad
Parece el sueño anhelado por cualquier persona golosa y ahora la ciencia lo pone blanco sobre negro: Comer chocolate con leche por la mañana entre mujeres posmenopáusicas puede ayudar a quemar grasa e incluso a bajar los índices de glucemia en este grupo de edad. Así lo confirman las conclusiones de un estudio científico español que, además, ha demostrado que comer chocolate no implica un aumento de peso en las mujeres estudiadas, de hecho, todo lo contrario, ya que según esta investigación, tuvo efectos diferentes sobre el metabolismo según el momento de la ingesta.
El trabajo, dirigido por la catedrática de la Universidad de Murcia (UMU) Marta Garaulet y el doctor Frank A.J.L. Scheer, del Brigham and Women’s Hospital, forma parte de la tesis doctoral de Teresa Hernández-González y se trata del primer trabajo en humanos que estudia los efectos del chocolate sobre el metabolismo según la hora a la que se toma, tal y como explican fuentes de la institución docente en un comunicado. “Por estudios anteriores sabemos que la hora de la comida es un sincronizador de relojes internos asociados con la obesidad, por lo que la hipótesis de partida era que, dependiendo de la hora de ingesta, el chocolate tendría un efecto diferente sobre el apetito y otros factores relacionados con el peso corporal”, explica Garaulet.
Cuándo y cómo es mejor comer chocolate
Y la idea no iba desencaminada, tal y como muestran las conclusiones que se han obtenido después de un estudio cruzado y aleatorio entre mujeres durante un periodo de 14 días de ingesta de chocolate con leche durante la primera hora tras levantarse (mañana), durante otros 14 días lo tomaron antes de dormir (noche) y también mantuvieron un tercer periodo de 14 días en el que no tomaron chocolate, de forma aleatoria, y con una semana de descanso entre cada condición experimental. Durante el estudio, todas las participantes consumieron 100 gramos de chocolate con leche en la hora indicada, lo que supone 542 kilocalorías extras sobre su dieta habitual. “Se eligió este tipo de chocolate porque es el más consumido, por ser menos amargo que el chocolate negro. Además, este chocolate también tiene cafeína, teobromina, polifenoles y taninos; es decir, principios activos con efectos antioxidantes beneficiosos propios del chocolate negro, pero que también se encuentran en esta variedad de chocolate con leche”, se explica en el estudio.
Una de las primeras conclusiones de la investigación es que no se produjo ninguna diferencia en el peso o la composición corporal, independientemente de en qué periodo del estudio estuvieran las mujeres. De hecho, las féminas posmenopáusicas tienen un factor de riesgo para la obesidad y tendencia a acumular grasa en el abdomen y, pese a esto, la ingesta de chocolate diaria durante 14 días no les hizo engordar, según confirma este estudio. “Lo que sí sucede es que, tanto si el consumo es por la mañana como si es por la noche, disminuye el hambre y el deseo por el dulce durante el día. Esto supone que la ingesta de alimentos se reduce en 300 kilocalorías si el chocolate se consume por la mañana y en 150 kilocalorías si se toma de noche. Estas cifras en ningún caso compensan las 542 kilocalorías ingeridas con el chocolate, por lo que el efecto de no engordar seguramente se debía a otros factores”, advierten los investigadores.
En concreto, tal y como explican los detalles del estudio, han detectado que si el chocolate se toma por la noche se producen cambios metabólicos como que aumente la actividad física espontánea en un 7%. Además, también aumenta la disipación del calor tras las comidas en un 1,3%, por lo que con la misma cantidad de ingesta se acumula menos energía. Por otra parte, también aumenta la oxidación de carbohidratos en un 35%, lo que significa que el organismo elige en mayor medida los azúcares para obtener la energía necesaria.
Si el chocolate se toma por las mañanas, en el periodo de los 14 días se observa que se reduce la glucemia en ayunas en un 4,5%, mientras que aumenta la oxidación de las grasas en un 26% y la circunferencia abdominal se reduce en un 2%; es decir, tomar chocolate por la mañana ayuda a bajar el azúcar en sangre y promueve la movilización de grasas del cuerpo. “Todos estos efectos de tomar el chocolate por la mañana se traducen en la reducción de la cintura, algo que llama la atención especialmente teniendo en cuenta el elevado consumo de kilocalorías que suponen los cien gramos diarios de chocolate”, apunta Teresa Hernández-González. Por su parte, Garaulet hace hincapié en que resulta muy significativo el hecho de que “por la mañana el consumo de chocolate provoque que se queme más grasa y que la ingesta de chocolate por la noche produzca un efecto sobre las reservas de azúcares, esto podría ser interesante para la práctica de deporte y la obtención de un mayor rendimiento”.
Además, tanto el chocolate por la noche como por el día influye en los perfiles de la microbiota intestinal y su función. En concreto, según han confirmado los investigadores, disminuyen los firmicutes y aumentan las actinobacterias; o lo que es lo mismo, se producen cambios en la microbiota intestinal que podrían reflejar un efecto antiobesogénico; algo que se ha observado especialmente por las mañanas. Toda la información obtenida demuestra que los perfiles de la microbiota son completamente diferentes en función de la hora en la que se coma el chocolate.
Por otra parte, cuando se analizó el sueño y la temperatura corporal, se vio que la variabilidad del sueño y de la hora de acostarse disminuía al tomar el chocolate por la noche. Sin embargo, el efecto en el sueño al tomar el chocolate por la mañana fue que aumenta el tiempo dedicado a la siesta. “Teniendo en cuenta que numerosos estudios identifican el sueño regular y mayor duración del sueño con menor riesgo de obesidad, esta puede ser una de las explicaciones a que un mayor número de calorías no supusiera engordar y que en general resulte en una serie de cambios metabólicos beneficiosos”, explica Frank A.J.L. Scheer, especialista en cronobiología.
Por todo ello, este estudio aleatorio y cruzado, sugiere que el chocolate por la mañana o por la noche en una ventana estrecha de tiempo puede influir de forma diferente sobre el hambre, el apetito, la oxidación de sustratos, la microbiota y el sueño. Además, una ingesta alta de chocolate por la mañana podría ayudar a quemar grasa y reducir los índices de glucemia en mujeres postmenopáusicas.
Fuente: La Razón