Los científicos revelaron que los delfines poseen una "insólita capacidad de controlar el ritmo cardíaco a voluntad, igual que los humanos controlan la respiración o el parpadeo"
Un investigador de la española Fundación Oceanogràfic descubrió que los delfines regulan cada latido del corazón mientras bucean porque adaptaron su función cardíaca para ajustar el flujo sanguíneo a la inmersión y cambiarlo sobre la marcha para equilibrar la demanda de oxígeno.
Según fuentes del Oceanogràfic, por primera vez se obtuvieron, con una práctica no invasiva, datos con ecografías del tórax gracias a la colaboración voluntaria de once delfines.
La investigación, publicada en Scientific Reports, de Nature, rebate la teoría de la “respuesta automática de buceo” descrita por el biólogo marino Per Scholander hace casi un siglo.
La existencia de esta reacción fisiológica al buceo -apodada por Scholander “interruptor maestro de la vida”- se considera la solución al misterio de cómo delfines, focas y ballenas soportan sus largas inmersiones en apnea, y se acepta casi como un dogma.
No obstante, investigadores de la Fundación Oceanogràfic, en la localidad española de Valencia, cuestionan ahora su validez, y proponen una alternativa al negar que exista una reacción específica del organismo al buceo, una respuesta fisiológica como tal que se desencadena al comenzar la inmersión.
Por el contrario, afirman que los delfines poseen una “insólita capacidad de controlar el ritmo cardíaco a voluntad, igual que los humanos controlan la respiración o el parpadeo” y esta, “podría ser la adaptación evolutiva clave para favorecer el buceo”.
“Nuestros datos muestran que los delfines modifican voluntariamente el ritmo cardíaco y la cantidad de sangre bombeada en cada latido”, explica Andreas Fahlman, autor principal del estudio, realizado junto a la organización Dolphin Quest, en Hawaii, y el Instituto de Investigación Sanitaria la Fe, en Valencia.
Este mecanismo “les permitiría ajustar el flujo sanguíneo a la inmersión, que planean realizar desde el principio, y hacer cambios sobre la marcha, si hace falta. Esta sería la adaptación evolutiva que les ayuda a equilibrar la demanda de oxígeno con su disponibilidad”, señala Fahlman.
Lo que propone el nuevo trabajo es que la ralentización del ritmo cardíaco atribuida a la “respuesta de buceo” es, en realidad, el latido más lento entre inspiraciones que cabe esperar en delfines que acoplan el latido del corazón con la respiración.
“La respuesta de buceo no existe como tal, sino que es una extensión de la arritmia sinusal respiratoria, especialmente acusada en delfines”, dice Fahlman.
Los investigadores llegaron a esa conclusión cuando, para estudiar la “respuesta de buceo” en delfines, intentaron sustraer el efecto de la arritmia sinusal respiratoria.
Al eliminar de sus medidas los cambios en la función cardíaca que creían atribuibles a la arritmia sinusal, observaron que apenas quedaban cambios que medir.
Sus datos sugieren que, además, los delfines pueden ajustar voluntariamente el ritmo cardíaco y la cantidad de sangre, que bombea el corazón en cada latido, para controlar de manera muy fina la cantidad de sangre total que llega a los pulmones.
Según las fuentes, los autores “son conscientes de que su propuesta es controvertida, pero es la que mejor encaja -mantienen- con la nueva información sobre el funcionamiento del corazón de los delfines, que ahora aporta su estudio”.
Para hacer este trabajo se realizaron ecografías del tórax de 11 delfines, para estudiar su corazón antes, durante y después de una apnea voluntaria en superficie y en reposo.
Como escriben los investigadores en Scientific Reports, “son las primeras medidas voluntarias y no invasivas” de parámetros relativos a la función cardíaca en delfines.
Además, se contaron con los datos aportados por Stefan Miedler, que es un cardiólogo veterinario que puede medir la frecuencia cardíaca y el volumen de sangre que se envía al corazón en cada impulso, gracias al uso de la ecocardiografía.
Fuente: EFE.
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