Las risas de alegría, de diversión y de cosquillas activan áreas del cerebro que controlan las reacciones faciales y vocales, pero sólo las cosquillas activan el hipotálamo, la región vinculada al dolor.
Es posible que el cosquilleo sea interpretado por el organismo como una amenaza y que la risa sea una señal social de sumisión para evitar salir lastimado o para desactivar una situación alarmante.
Las partes del cuerpo más cosquilludas son puntos vulnerables, como el cuello, el abdomen o las axilas.
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