El que se arruguen las yemas de los dedos debajo del agua se podría deber a un simple efecto de absorción de agua por parte de la piel, pero no es así.
El neurobiólogo evolutivo estadounidense de la universidad de Virginia, Mark Changizi ha estudiado este efecto y encontró que se trata de un ingenioso mecanismo de defensa por parte del cuerpo.
Mark explica que tras estar mucho tiempo bajo el agua, las yemas de los dedos se arrugan, creando así canales que permiten que se drene el agua; la forma que toman nuestras yemas ayuda a que podamos sujetar objetos sin que se nos resbalen de las manos, que son el principal órgano para la manipulación física del medio.
De igual forma sucede con las yemas de los dedos de los pies, el que se arruguen nos ayuda a mantener un soporte sobre la superficie.
#PiensaPositivo
Muy interesante este Articulo Mariano excelente tarde