Un nuevo estudio va a levantar ampollas y debate: sugiere que hombres y mujeres procesan el dolor de forma diferente.
Durante años, la creencia popular ha sostenido que los hombres soportan peor el dolor que las mujeres, pero los hallazgos científicos pintan un panorama revelador.
El dolor es una experiencia compleja y está influida por factores biológicos, psicológicos y sociales. Nuevos estudios muestran diferencias entre hombres y mujeres, pero no en la dirección en la que tradicionalmente se ha pensado, sino en lo que parece ser todo lo contrario.
El dolor crónico y el dolor agudo son experiencias muy personales, y aunque las mujeres tienden a reportar más dolor en términos de frecuencia y severidad, los hombres no son "más débiles" frente al dolor. Un metaanálisis de la literatura científica de los últimos años sugiere que, aunque las mujeres suelen mostrar mayor sensibilidad a diferentes tipos de dolor, los mecanismos biológicos, hormonales, psicológicos y sociales que influyen en la percepción y gestión del dolor varían significativamente entre ambos sexos.
Las diferencias biológicas y hormonales
Uno de los principales factores detrás de las diferencias de género en la percepción del dolor son las hormonas sexuales. Se ha encontrado que las fluctuaciones hormonales en las mujeres, especialmente relacionadas con el ciclo menstrual, influyen notablemente en la sensibilidad al dolor. Durante ciertas fases del ciclo, como la fase lútea, las mujeres tienden a ser más sensibles a estímulos dolorosos. Por otro lado, la testosterona, la hormona predominante en los hombres, parece ejercer un efecto protector frente al dolor, ayudando a reducir la percepción del dolor. También se ha encontrado que el uso de hormonas exógenas, como los anticonceptivos, aumenta el riesgo de algunos tipos de dolor clínico y también reduce los efectos del ciclo menstrual en la sensibilidad experimental al dolor.
El estudio también sugiere que las mujeres tienen mayores probabilidades de padecer de trastornos de dolor crónico como la fibromialgia, el dolor lumbar crónico y la migraña. Sin embargo, esto no significa que los hombres "soporten" mejor el dolor; más bien sugiere que los procesos biológicos que median la percepción del dolor pueden operar de manera diferente.
Un nuevo estudio sugiere que hay grandes diferencias en la percepción del dolor entre hombres y mujeres. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Las diferencias psicológicas y sociales
No solo los factores biológicos influyen en cómo se experimenta el dolor, también los factores psicológicos y socioculturales juegan un papel importante. Por ejemplo, las expectativas de género influyen en la manera en que hombres y mujeres reportan y enfrentan el dolor. Tradicionalmente, se espera que los hombres "aguanten" el dolor sin quejarse, mientras que a las mujeres se les permite expresarlo más abiertamente. Estas expectativas culturales pueden llevar a que los hombres reporten más bajos, o con menos frecuencia, sus niveles de dolor.
Los estudios también sugieren que las mujeres tienden a usar una variedad más amplia de estrategias de afrontamiento del dolor, como el apoyo social y el reinterpretar cognitivamente la experiencia del dolor, mientras que los hombres tienden a recurrir a la distracción o ignorarlo. Estas diferencias en el afrontamiento pueden influir en cómo ambos sexos viven el dolor, pero no necesariamente en su intensidad.
Una de las distorsiones de pensamiento, llamada catastrofismo, en la cual una persona magnifica su percepción del dolor y se preocupa excesivamente por sus implicaciones, es más común en mujeres. El catastrofismo puede amplificar la experiencia del dolor, y en estudios donde se ha controlado este factor, las diferencias de género en la percepción del dolor se han reducido considerablemente.
Hay diferencias psicológicas y sociales que contribuyen a una experiencia diversa ante el dolor, segregada por sexos. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Implicaciones de estas diferencias en el tratamiento del dolor
En términos de tratamiento, las diferencias de sexo también influyen en cómo se maneja el dolor. Algunos estudios sugieren que las mujeres podrían estar en mayor riesgo de no recibir el tratamiento adecuado, debido a sesgos de género en los profesionales de la salud. En situaciones postoperatorias, por ejemplo, se ha analizado que es más probable que las mujeres reciban sedantes en lugar de analgésicos, mientras que los hombres son más propensos a ser tratados directamente para el dolor.
Afortunadamente, la medicina del dolor está avanzando para reducir estas disparidades. A medida que comprendemos mejor cómo influyen las diferencias de género en la percepción y el tratamiento del dolor, los enfoques terapéuticos se están personalizando cada vez más, lo que promete mejorar los resultados para todos.
La investigación científica respecto al dolor puede aprender mucho con este nuevo estudio. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Perspectivas futuras
En resumen, existen diferencias significativas pero hay que seguir investigando. El dolor es una experiencia increíblemente compleja que está influenciada por una interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. La afirmación de que los hombres soportan peor el dolor es un mito que simplifica en exceso una cuestión mucho más intrincada. Si bien las mujeres tienden a ser más sensibles al dolor y están en mayor riesgo de padecer condiciones de dolor crónico, los hombres no son "más fuertes" en términos de tolerancia al dolor, sino que sus cuerpos y mentes responden de manera diferente.
El reto para la ciencia en el futuro es seguir profundizando en estas diferencias para entender mejor cómo tratar el dolor de manera eficaz en ambos sexos. Esto no solo contribuirá a desmantelar mitos, sino también a mejorar la calidad de vida de las personas que viven con dolor, sin importar su género.
En resumen, soportar el dolor no es una cuestión de fuerza de voluntad o resistencia inherente al género, sino una cuestión de cómo el cuerpo y la mente interpretan y responden a esta compleja sensación.