La depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto a adultos como a niños e implica un sentimiento persistente de tristeza y pérdida de interés por la vida. Es un problema que consiste en episodios de melancolía durante los que los síntomas duran al menos 2 semanas. La depresión, en sí misma, puede durar varias semanas, meses o años.
Ahora, un equipo de investigadores ha vinculado el intercambio de fotos en las redes sociales con un mayor riesgo de depresión.
La tasa de síntomas depresivos que probablemente requieran tratamiento se ha visto dramáticamente afectada por la pandemia de COVID-19 entre aquellos que con mayor frecuencia comparten fotos o vídeos de sí mismos en las redes sociales, según el estudio publicado en The International Journal of Interdisciplinary Social and Community Studies.
“Durante la segunda ola, ya se observó un aumento significativo, con dos quintas partes de los participantes diarios mostrando signos de trastorno depresivo mayor, en comparación con una cuarta parte de todos los participantes. Durante la tercera ola, el 45 % de los participantes diarios informaron síntomas de trastorno depresivo, en comparación con el 27 % de la muestra total”, aclara Alexandra Valéria Sándor, estudiante de la Escuela de Doctorado en Sociología de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest y coautora del estudio.
Los síntomas de la depresión pueden incluir: un estado de ánimo bajo, reducción del interés, cambios en el apetito, pérdida o ganancia de peso involuntaria, disminución del deseo sexual, dormir demasiado o muy poco, inquietud, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o culpa, dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones y, en algunos casos, pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, o intento de suicidio.
Según las conclusiones del trabajo, “la tendencia medida durante la primera y la segunda ola de COVID-19 se intensificó aún más con la tercera ola. Los resultados anteriores ya han demostrado que el uso de las redes sociales y la disposición a publicar fotos y vídeos autorepresentativos han aumentado significativamente en comparación con el período anterior a la epidemia. Para aquellos que enviaron fotos y vídeos de ellos mismos o de sus familiares cercanos al menos una vez al día durante la primera ola en Messenger, la plataforma donde más aumentó la frecuencia de compartir dicho contenido, la proporción de personas en riesgo de depresión fue del 19 %, mientras tanto, era del 16% en el total de la muestra”, explican los autores.
El cuestionario midió los hábitos de uso de las redes sociales de los encuestados y su disposición a representarse a sí mismos. Por ejemplo, en Messenger, casi el 18% de los participantes compartieron imágenes o vídeos representativos de sí mismos varias veces al día durante la primera ola de COVID-19 en el mundo.
La encuesta incorporó el Cuestionario de salud del paciente-2 (PHQ-2) para evaluar el estado de salud mental de los encuestados, en el que respondieron en una escala de cuatro puntos cuánto había disminuido su interés y placer durante sus actividades y con qué frecuencia: más de una cuarta parte de la muestra total y casi la mitad de quienes comparten contenido autorrepresentativo al menos diariamente expusieron haber tenido síntomas depresivos durante la tercera ola pandémica.
El estudio actual contribuye significativamente a acumular evidencia de los efectos psicosociales de la pandemia de COVID-19 y su interacción con otros fenómenos globales, como la expansión del uso de las redes sociales.
Fuente: Muy Interesante