Una investigación en la que participaron 500 mil británicos revela el vínculo con una muerte más prematura para aquellos que siempre sazonan sus comidas.
El hecho de añadir sal a las comidas al comer está relacionado con una muerte más prematura, según indica un estudio realizado entre 500 mil británicos de mediana edad.
Los investigadores descubrieron que el hecho de siempre añadir sal a la comida reduce en más de dos años la esperanza de vida de los hombres y en un año y medio la de las mujeres. Esto no incluye los condimentos añadidos durante el proceso de cocción.
El estudio no descarta de forma definitiva otros factores, como que el consumo de sal sea un indicador de un estilo de vida menos saludable en general, no obstante, el equipo responsable del estudio señaló que la evidencia es lo suficientemente convincente como para que las personas consideren evitar sazonar sus comidas.
“Hasta donde yo sé, nuestro estudio es el primero que evalúa la relación entre el hecho de añadir sal a los alimentos y la muerte prematura”, comentó el profesor Lu Qi, de la facultad de salud pública y medicina tropical de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, quien dirigió el estudio. “Incluso una modesta reducción de la ingesta de sodio, al añadir menos o nada de sal a los alimentos que se consumen en la mesa, es probable que produzca beneficios sustanciales para la salud, especialmente cuando se logra en la población general”.
Los hallazgos se basaron en una investigación realizada con más de 500 mil participantes en el estudio del Biobanco del Reino Unido, a quienes se les dio seguimiento durante un promedio de nueve años. Cuando se incorporaron al estudio entre 2006 y 2010, se les preguntó, mediante un cuestionario a través de una pantalla táctil, si añadían sal a sus alimentos y con qué frecuencia lo hacían.
La ingesta de sal es una cuestión difícil de analizar con exactitud, ya que muchos alimentos procesados contienen altos niveles de sal y la medición directa por medio de análisis de orina no proporciona necesariamente un panorama indicativo de la ingesta total. Aproximadamente el 70% de la ingesta de sodio en las poblaciones occidentales procede de los alimentos procesados y preparados, y entre el 8 y el 20% de la sal añadida al comer. No obstante, el añadir sal constituye un muy buen indicador de la preferencia de una persona por los alimentos que tienen un sabor salado, por lo que el equipo enfocó su análisis en esta medición.
En comparación con las personas que nunca o rara vez añadían sal, aquellas que siempre sazonaban su comida tenían un 28% más de riesgo de morir de forma prematura. A los 50 años, los hombres y mujeres que siempre añadían sal tenían una esperanza de vida 2.3 años y 1.5 años menor, respectivamente.
Se tomaron en cuenta otros factores que podrían afectar los resultados, entre ellos la edad, el sexo, el origen étnico, las carencias, el índice de masa corporal, el tabaquismo, la ingesta de alcohol, la actividad física, la dieta y las afecciones médicas como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardíacas.
La profesora Annika Rosengren, investigadora senior de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, que no participó en la investigación, señaló que, aunque algunos consejos de salud son claros –dejar de fumar no tiene inconvenientes–, en el caso de la sal existe un nivel óptimo, lo que quiere decir que no se puede eliminar por completo de la dieta. Resulta difícil determinar el “punto óptimo” en términos de salud para un individuo determinado.
“Hasta ahora, lo que parece indicar la evidencia colectiva sobre la sal es que las personas sanas que consumen lo que constituyen niveles normales de sal común no necesitan preocuparse demasiado por su ingesta de sal”, comentó.
Para este grupo, debería ser una prioridad contrarrestar el consumo de sal con una dieta rica en frutas y verduras. Sin embargo, las personas con alto riesgo de padecer enfermedades cardíacas probablemente deberían reducir su consumo. “No añadir sal adicional a los alimentos ya preparados es una forma de lograrlo”, indicó
Fuente: La lista