¿Por qué ciertos eventos permanecen claros en nuestra mente y otros se diluyen en el olvido? Una investigación aclara la respuesta ante esta duda.
¿Sabes cómo decide tu cerebro qué recordar y qué olvidar? Toma nota de esto.
Investigaciones recientes explican por qué ciertos eventos quedan grabados en nuestra memoria y otros se desvanecen. La mayoría de lo que vivimos a diario se pierde sin dejar rastro. Un estudio del equipo de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York ha desvelado un mecanismo que el cerebro utiliza para seleccionar qué recuerdos almacenar permanentemente.
El papel del sueño
Desde hace tiempo, sabemos que durante el sueño el cerebro realiza una limpieza de recuerdos, transformando las experiencias del día en memorias a largo plazo o eliminándolas. Sin embargo, hasta ahora no se comprendía cómo el cerebro decide qué conservar.
La investigación, publicada en la revista Science, muestra que, durante el día, el cerebro sigue pasos específicos para etiquetar ciertos recuerdos que se almacenarán por la noche, cuando está en reposo.
Consolidación a través del sueño
El estudio se centra en las neuronas que "se activan" para enviar señales eléctricas que representan recuerdos. Se descubrió que amplios grupos de neuronas en el hipocampo disparan en ciclos rítmicos, creando secuencias de señales que pueden codificar información compleja. Estas "ondas agudas" son una especie de “gritos” que indican la activación simultánea del 15% de las neuronas en esa área del cerebro.
Los investigadores observaron que, durante el sueño, si un evento estaba acompañado de pocas o ninguna de estas ondas, los recuerdos no se consolidaban y se perdían. En cambio, los eventos que tenían entre 5 y 20 ondas agudas se fijaban como recuerdos permanentes. "Encontramos que las ondas agudas son el mecanismo fisiológico que usa el cerebro para decidir qué conservar y qué desechar", afirma György Buzsáki, profesor de Neurociencia en NYU Langone Health y autor principal del estudio.
Los expertos señalan que las ondas agudas son menos frecuentes durante el día, pero por la noche pueden aparecer entre 2.000 y 4.000 veces, lo que permite al cerebro organizar sus recuerdos.
Parece que el cerebro etiqueta de manera natural las experiencias de vigilia, reactivando esas etiquetas neuronales durante el sueño. Para los recuerdos que se consolidan, un grupo significativo de neuronas "reproduce el evento grabado miles de veces cada noche", reforzando las conexiones neuronales implicadas.
Experimento con ratones
Para validar sus hallazgos, los investigadores realizaron experimentos con ratones. Les permitieron explorar un laberinto mientras monitoreaban su actividad cerebral. Notaron que las ondas agudas aparecían cuando los roedores descansaban bebiendo agua azucarada. Cuanto más tiempo pasaban en esa actividad, más ondas agudas se producían. Luego, durante su sueño, cuando se generaban múltiples ondas, el recorrido que realizaban al día siguiente correspondía al que habían hecho antes de descansar.
¿Por qué no recordamos todo?
La razón por la que no recordamos cada detalle es la eficiencia. Crear un nuevo recuerdo implica un costo fisiológico, ya que el cerebro consume entre el 20% y el 25% de su energía diaria. Este consumo es constante, independientemente de la actividad. Por eso, es común no recordar a muchas personas que cruzamos en nuestro camino o incluso las palabras de una conversación reciente con un ser querido.
Cuanto más tiempo dedicamos a una tarea, más energía asigna el cerebro a esa actividad. No recordar un evento específico no significa que no haya influido en nuestra memoria o en nuestra comprensión del mundo. Es posible que no recordemos un momento particular, pero aun así puede haber impactado en nuestras habilidades o conocimientos.
La plasticidad sináptica
La memoria es la reactivación de un grupo específico de neuronas, formado a partir de cambios persistentes en la fuerza de las conexiones entre neuronas. Pero ¿qué permite que una combinación específica de neuronas se reactive sobre cualquier otra?
La respuesta es la plasticidad sináptica. Este término describe los cambios persistentes en la fuerza de las conexiones -llamadas sinapsis- entre las células cerebrales. Estas conexiones pueden hacerse más fuertes o débiles dependiendo de cuándo y con qué frecuencia se hayan activado en el pasado. Las conexiones activas tienden a fortalecerse, mientras que las que no se utilizan se debilitan y pueden llegar a desaparecer por completo.
Una conexión entre dos neuronas se fortalece cuando la neurona A activa sistemáticamente la neurona B, haciendo que dispare un potencial de acción (espiga), y la conexión se debilita si la neurona A no consigue sistemáticamente que la neurona B dispare una espiga. Los aumentos y disminuciones duraderos de la fuerza sináptica se denominan potenciación a largo plazo (LTP) y depresión a largo plazo (LTD).
Evocar un recuerdo implica reactivar un grupo concreto de neuronas
Si piensas en tu gato, en tu casa o en tu pastel de quinto cumpleaños, se activan distintos conjuntos o grupos de neuronas. La teoría de los científicos que han estudiado el cerebro y los mecanismos de la memoria es que reforzar o debilitar las sinapsis hace más o menos probable que se produzcan determinados patrones de actividad neuronal.
Cuando tenías cinco años, si te decían «casa», te imaginabas el dibujo de una casa. De adulto, al oír la misma palabra, es posible que imagines tu propia casa, es decir, hay una respuesta diferente para la misma información.
Esto se debe a que tu experiencia y tus recuerdos han cambiado las conexiones entre neuronas, haciendo que el antiguo conjunto «casa» sea menos probable que se produzca en lugar del nuevo.
En otras palabras, evocar un recuerdo implica reactivar un grupo concreto de neuronas. La idea es que, al alterar previamente la fuerza de determinadas conexiones sinápticas, la plasticidad sináptica lo hace posible.