Cumplir con 150 minutos de ejercicio semanal puede prevenir el 46% de las muertes vinculadas a la inactividad.
Un estudio mostró los cambios que ocurren en el cuerpo humano cuando se hace ejercicio durante 150 minutos a la semana.
Mantenerse o volverse físicamente activo en la etapa media y avanzada de la vida, se relaciona con un menor riesgo de muerte, así lo determinó un estudio realizado por investigadores de la Unidad de Epidemiología de MRC en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
Esto, independientemente de la cantidad de actividad que se haya realizado en el pasado.
Aunque otros estudios ya habían asociado a la actividad física con un menor riesgo de padecer cáncer y enfermedades vasculares, no se había profundizado en cómo el ejercicio va influyendo y reduciendo el riesgo subsiguiente de muerte a lo largo del tiempo.
El estudio
De acuerdo a los investigadores encargados de este estudio, que fue publicado en la revista The BMJ, cumplir con 150 minutos de actividad física semanal (cuota mínima de ejercicio recomendada para la salud pública) puede prevenir el 46% de las muertes vinculadas a la inactividad.
Para llegar a esta conclusión se analizaron los datos de 14 mil 599 personas de entre 40 y 79 años, que fueron extraídos del estudio de investigación prospectiva europea sobre cáncer y nutrición en Norfolk (EPIC-Norfolk), realizado de 1993 a 1997.
A los participantes se les evaluó tanto al inicio del estudio, como en otras tres ocasiones durante un periodo de 7.6 años en promedio. Hasta 2004 se les dio seguimiento a sus factores de riesgo, y desde ese punto hasta el 2016 se registró su mortalidad.
Al concluir el período de estudio hubo 3 mil 148 muertes, de las cuales: 950 fueron por enfermedad cardiovascular y 1,091 por cáncer.
Actividad física y mortalidad
En el estudio se revisó el historial médico y el gasto energético de la actividad física* (PAEE) que realizaba cada uno de los participantes. Este dato se contrastó con sus mediciones de monitoreo cardíaco y movimiento.
*Para establecer cuánta actividad física realizaban se incluyó la que efectuaban en su trabajo (estar de pie, sentados, en movimiento, etc) y la que hacían en su tiempo libre (como ciclismo, nadar, practicar algún deporte).
Además se les controlaron factores de riesgo como el peso corporal, la presión arterial, la dieta, los niveles de colesterol y aumentaron su actividad física.
Luego de estar inactivos al inicio del estudio, durante 5 años fueron cumpliendo de forma gradual con pautas de actividad física. Al final se encontró que estas personas tenían 29% menos riesgo de actividad cardiovascular y 11% menos de muerte por cáncer.
Estos resultados fueron similares en personas con y sin antecedentes de cáncer y enfermedades cardiovasculares, independientemente de la actividad física que realizaban anteriormente. Sin embargo, en quienes ya realizaban altos niveles de actividad física y se hicieron todavía más activos, su riesgo de mortalidad fue 42% menor.
Estos resultados son alentadores, especialmente para los adultos de mediana edad y adultos mayores con enfermedades cardiovasculares y cáncer, que aún pueden obtener beneficios sustanciales de longevidad al ser más activos, prestando más apoyo a los amplios beneficios para la salud pública de la actividad física
(…) Además de cambiar a la población para que cumpla con las recomendaciones mínimas de actividad física, los esfuerzos de salud pública también deben centrarse en el mantenimiento de los niveles de actividad física, previniendo específicamente las disminuciones en la vida media”
Fuente: Noticieros Televisa
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