Aunque no es considerado una enfermedad por la OMS, el síndrome de burnout se refiere a un estrés extremo causado por el trabajo.
Recientemente, la actriz Sandra Bullock señaló que haría una pausa en su carrera artística debido al burnout, una especie de fatiga extrema, consecuencia de la exigencia en el trabajo, lo que genera estrés.
Según una ponencia realizada en la Facultad de Medicina de la UNAM por los doctores Dr. Enrique Graue, Rafael Álvarez y Melchor Sánchez, el síndrome de burnout no solo se refiere al cansancio extremo, sino también a una especie de falta de ánimo en el terreno laboral.
“La palabra inglesa burnout es un término de difícil traducción en castellano. Como término coloquial que es, va más allá del simple agotamiento o estar exhausto, pues implica también una actitud hacia el trabajo deprivada de ánimo. De igual manera, en México, en nuestro idioma, podríamos libremente traducirlo como estar quemado, consumido, tronado o reventado”, señalan.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el burnout no se considera una enfermedad, sino un fenómeno ocupacional, producto la mayor parte de las veces de un estrés constante vivido en las fuentes de trabajo.
“El burnout es un síndrome conceptualizado como resultado de estrés laboral crónico que no ha sido exitosamente controlado. Se caracteriza por tres dimensiones:
“Sentimiento de cansancio o falta de energía; distanciamiento mental con respecto al trabajo o sentimiento de negatividad o cinismo y eficacia profesional reducida”, detalla la dependencia.
Definido por primera vez en la década de los 70 y conceptualizado en 1981, el síndrome de burnout estaría detrás de los cambios constantes de trabajo, la ineficiencia en las labores e incluso con una especie de depresión, en la que no existen perspectivas positivas para el futuro.
“Es muy probable que el agotamiento emocional y la indiferencia en el trabajo se traduzcan en ineficacia laboral como resultado de la insatisfacción y de pobres expectativas personales, por lo que algunos autores consideran que la ineficiencia laboral, sea más bien el resultado del agotamiento emocional y de la despersonalización, que un componente propio del síndrome” de burnout, destacan Graue, Álvarez y Sánchez.
Según el estudio de la UNAM, el síndrome de burnout se presenta con mayor frecuencia en población joven, entre los 30 y 40 años, con baja autoestima o altas expectativas de desarrollo, las cuales conviven en un ambiente con sobrecarga laboral y falta de apoyo o reconocimiento por parte de los supervisores.
“El síndrome de burnout está, por necesidad, asociado al desempeño en el trabajo y afecta en forma distinta a los individuos bajo condiciones de estrés muy parecidas. Por lo tanto, las medidas preventivas o correctivas deben estar orientadas al ambiente laboral y al individuo en particular. En general, al describir los entornos y factores desencadenantes que inician el agotamiento emocional, se observa que tienen algo en común: un exceso de carga de trabajo en donde el desempeño no es gratificante”, señalan.
Tener horarios de trabajo adecuados, dedicar tiempo al esparcimiento, hacer ejercicio y que el ambiente laboral no sea opresivo, con especial enfoque en el micromanaging o supervisión obsesiva, son ideales para vivir en un espacio laboral menos propicio para el burnout.
Fuente: La lista