Las amistades de los adultos jóvenes terminan algunas veces para bien o para mal, la mayoría de nosotros somos camaleónicos durante nuestros veintes, hay cambios de una personalidad hasta que defines quién eres y, a menudo, las amistades que hacemos durante ese camino se vuelven perdidas necesarias.
De acuerdo con Jeffrey Arnett, psicólogo y profesor de la Universidad de Clark, estos cambios “quieren decir que conoces distintos tipos de amigos y te das cuenta qué tipo de personas funcionan mejor para ti. Esto es parte de clarificar quién eres en realidad y qué es realmente importante para ti.”
Y no sólo tú estás cambiando – también tus circunstancias. Durante la universidad es más fácil hacer amigos y mantenerlos: tienes mucho tiempo libre y casi siempre estás con tus amigos. Pero en los años venideros tu realidad cambia, como explica Eileen Kennedy-Moore, psicóloga de la Universidad de Princeton: “Cambios dramáticos de vida pueden suceder a cualquier edad…pero la etapa de adultez recién adquirida es única porque todos están haciendo grandes cambios al mismo tiempo.” Y esta transición a la adultez puede ser agotadora: por ejemplo, quien nunca se hubiera pedido una reunión en universidad, ahora está muy cansado después del trabajo para ir a un bar en un jueves por la noche.
No obstante, hay un cruel giro, la adultez joven es cuando las apuestas en las amistades son más altas. La intimidad emocional, que inicia en la adolescencia, se vuelve una parte muy importante de la amistad, suplantando los intereses en común como la parte más importante al conectarte con los demás.
Por un lado, ansias apoyo emocional de tus amistades más que nunca; por el otro, también estás menos seguro de que esas personas a quienes llamas tus amigos son quienes te lo dan, de cualquier forma tienes menos certeza acerca de cómo conservarlos.
Sin embargo, conforme la gente pasa los 25 e inicia los 30, los relacionado con la amistad se vuelve menos tenso – en parte porque ya estás más acostumbrado a ser adulto y en parte porque la gente comienza a entrar en relaciones serias. Es entonces, cuando para muchas personas la amistad de vuelve un juego con una apuesta menos; ya no es tu fuente primara de apoyo emocional.
No obstante, la principal razón por la que sentamos cabeza, es que, eventualmente llegas a definir quién eres – aunque esto nunca termina, pero ya has hecho mucho trabajo para identificar las cosas con las que estás augusto.
“Cuando estamos al final de los veintes, tenemos más estabilidad que antes y la gente ya no tiene tanta incertidumbre de quién es y qué es bueno para ellos,” dijo Arnett. “Para entonces, la gente tiene el suficiente prueba y error para saber.” Y algunas veces esto quiere decir que es momento de seguir adelante.
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Fuentes: Muy Interesante
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